martes, 2 de septiembre de 2008

Kung-Fu Panda

Uno de los diseños que Chris Nolan pensó para el Joker.

Enésima historia de superación. El friki gordo inadaptado en quien nadie salvo él mismo (y con reservas) confía, se acaba convirtiendo en un maestro de las artes marciales, gracias a su enorme afán de superación.

Po tiene un sueño: ser un maestro del Kung-Fu, pero su vida parece atada a su trabajo en el restaurante familiar, pero una serie de acontecimientos hacen que caiga sobre él la responsabilidad de salvar la papeleta y enfrentarse al malo invencible de turno, y gracias a su tesón y a las enseñanzas de su maestro, logra aprender en un par de días lo que al malo le ha costado años, y le derrota, happy ending.

Una película técnicamente vistosa, pero con un argumento bastante sinsorgo, sin demasiados alicientes para un público adulto. Alguna cosa puntual, pero poca chicha, y terminan de estropearla al reducir a un villano que podía ser interesante a la categoría de alivio cómico. El malo, un renegado experto en artes marciales, capaz de derrotar ejércitos y de las más increíbles proezas (espectacular la escena de la cárcel), es derrotado por el Panda en una batalla digna de historiera del Coyote y el Correcaminos, que desentona totalmente con el resto de la película.

No me quejo tanto del hecho de que la batalla final fuera a cachondeo, sino de que ésta contrastara tanto con el tono supuestamente serio (salvo los gags puntuales) de la narración. No saques un malo oscuro, siniestro y temible para luego hacer eso.

Y al final, pues doble moraleja:

1) Aunque seas el niño gordo e inadaptado, no hay nada que no puedas conseguir si no te lo propones.

2) No importa desde qué altura arrojes un oso panda, como si lo tiras desde un avión en marcha. No sufrirá daño alguno.

Apta para niños, o para una tarde muy aburrida.

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