sábado, 15 de noviembre de 2014

Perdida (Gone Girl)

Perturbadora. 

Empiezo diciendo que "Perdida" es una película de Terror, con mayúscula. De terror, sí, pero no del terror de loco con motosierra, de marciano devorador, de fantasma japonés o de desmembramiento en retrete mohoso. Es una película de terror psicológico, sobre todo por algunas partes muy reales que muestran la condición humana. 

Pero antes de entrar en spoilers, sin los cuáles resulta muy difícil comentar esta película, alabar a David Fincher que consigue convertir lo que parece una película de sobremesa de domingo en Antena3 en ese thriller donde el argumento da un par de vueltas que rompen bastante al espectador, haciendo saltar la campana del horno tras irlas madurando lentamente. 

Esto va, en principio, de que Nick Dunne (bien llevado por Ben Affleck) llega un día a casa y ve que su perfecta y adorada esposa Amy (estupenda Rosamund Pke) ha desaparecido. Y como todo indica a un secuestro, llama a la policía. Como ella es relativamente famosa, poco a poco se irá montando el inevitable, y repugnante, circo de los medios de comunciación, y la película nos irá mostrando, por medio de flashbacks, que la relación idílica y perfecta relación de Amy y Nicky tenía sus claroscuros, haciendo que no tengamos muy claro si el pobre marido es tan inocente como quiere hacernos crer, o si por el contrario es el monstruo que nos quiere vender la televisión, que ya pide su cabeza en una pica.

Hasta que la historia da el giro y descubrimos con horror a uno de los mejores y más inquietantes villanos que ha dado el cine en mucho tiempo, un personaje aterrador que debería ser recordado con el tiempo. Mala, fría, calculadora, inteligente manipuladora y completamente dañina, capaz de helar con una mirada. Para mí, en la misma liga que Anton Chigurh, Tommy DeVito, Annie Wilkes o el propio Hannibal Lecter.

Mal rollo.

Pero lo que da miedo de verdad no es ella. Lo da, y mucho, consiguiendo helar con cada mirada una vez se ha quitado la careta, pero no deja de ser un personaje de ficción con planes peliculeros. Lo que verdaderamente acojona, a la vez que asquea, es el mencionado circo mediático, la turba linchadora que, alentada por los medios, emite su propio juicio paralelo pidiendo la sangre de Nick (que, ojo, tampoco es precisamente un santo), basando su veredicto en la jurisprudencia de un programa de televisión que bien podría estar presentado por la Mariló Montero o Susana Griso de turno. Y esa parte da mucho miedo, porque es muy real.

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