lunes, 22 de abril de 2019

Omicrónica 2019

Ondeó durante los 4 días.

La historia que os voy a contar empieza el miércoles por la tarde, cuando voy a la lonja para empezar a empaquetar las cosas y cargarlas en coche. De ahí a Zalla, donde me acredito en la pensión y vuelvo al frontón para acometer las labores del montaje, con una pausa para cenar y sobre las 12 de la noche me retiro.

El jueves había que madrugar, ya que tenía el turno de mañana. Recibimos a la gente según va viniendo y después de comer es cuando viene la oleada, pues era un día muy lluvioso y la gente del pueblo viene a refugiarse al calor de los juegos de mesa en las jornadas. Por la noche, después de cenar, uno de los eventos clásicos de las jornadas: salir de fiesta.

Viernes por la mañana, dirijo actividad: un pase de "7 años y un día", y por la tarde juego una circense partida de rol en vivo "Aunque la mona se vista de seda", en la que doy vida a un místico hipnotizador francés. Ese día, para recuperar fuerzas, en vez de salir de fiesta me quedo un poco de charleta después de la cena y me retiro.

Sábado por la mañana nada especialmente reseñable, que recuerde ahora mismo, habiendo más cosas por la tarde, como la visita de la ETB (salimos en el Teleberri de esa misma noche) y el momento en el que otro organizador y yo salimos por la puerta de organización y unos chavales nos preguntan:

-¿Por ahí se puede entrar?
-No, es solo para la organización de las jornadas.
-¿Entonces por qué habéis entrado vosotros?

Yo, con mi chaleco azul de organizador, mirando estupefacto.

-No sé, ¿igual porque somos de organización? (Bonus track: media hora antes a ese chaval le había atendido yo en la mesa de organización).

Por la noche el fabuloso rol en vivo "Reinas", donde me toca nada menos que dar vida a Freddie Mercury (sin duda por mi sorprendente parecido físico) y salgo encantado de la partida. Y al acabar, pues el fiestón de las jornadas, que nos tiene bebiendo, bailando, riendo, cantando, charlando... casi hasta las 6 de la mañana. Con gusto me habría quedado hasta más tarde, pero sabía que el domingo iba a ser duro.

A eso de las 10:30 me levanto, desayuno, y como no tenía nada que hacer, me pongo a adelantar trabajo de desmontaje. Así cuando a las 14:30 terminamos la ceremonia de clausura ya había algo de trabajo hecho y eso nos permite estar a las 17 en Bilbao y comer antes de las 7 de la tarde. Como es ya tradición, nos fuimos al Domino´s a ponernos a pizza como gorrinos y a leer las encuestas de los asistentes.

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