miércoles, 11 de agosto de 2010

Shanghai 2: La Expo

Jokin, una atracción más de la Expo

Una Exposición universal es algo que no se ve todos los días, y yo concretamente llevaba sin ver una desde la de Sevilla en 1992, y tenía bastante ilusión por ver esta de Shanghai, por lo que coincidiendo que iba a pasar por ahí, y que nos habían conseguido entradas, allí nos fuimos a pasar el día, entre colas y colas de chinos y bajo un sol de justicia, pero a gusto.

Y ésta es la relación de pabellones que vimos:

-Osaka: Un pabellón fresquísimo, donde nos mostraban la evolución histórica de esta ciudad, y muchas figuritas de Hello Kitty.

-Bilbao: Sí, Bilbao tenía pabellón propio, por lo que era cita obligada, y la verdad que era un pabellón digno de ver, con un video donde vendían muy bien Bizkaia y alrededores.

-París: Una sosainada.

-Barcelona: Otra sosainada.

Luego, tras una horrible cola de hora y media para subir al ferry que nos llevaba al otro lado del río, viendo que los pabellones más populares, como India, Arabia o Emiratos tenían unas colas que ríase usted de Dinio, nos metimos en la menos concurrida Marruecos para ir luego a Pakistán, y empezar ya con la zona europea.

Antes debo decir que tuve el lujo de toparme con el cuarto de baño más limpio de China, un baño que de limpio que estaba daba pena usar por si lo ensuciaba, y que contrastaba con la media del país, donde las letrinas de agujero eran lo más frecuente. Pero hecho el inciso, me voy a los pabellones:

-España: Una gozada el poder pasar sin hacer cola, solo mostrando el pasaporte (lo intentamos en el de Reino Unido pero no coló) Empezaba con un video, y terminaba con algo típicamente español, como era el bebé de 5 metros que se movía y giraba la cabeza (incluso creo que le vi comerse a un asistente)

Gargantúa, de pequeño, no comía niños sino adultos.

-Serbia: Interesantes disertaciones sobre el único reloj en hora del mundo, y un suelo de colorines, pero lo que más llamaba la atención a los chinos era el tipo alto y barbudo con el que se hacían fotos.

-Unión Europea: Un oasis en Oriente, un momentáneo regreso a casa.

-Bélgica: Lo mejor del pabellón nos lo muestra esta foto:

Chocolate gratis: ¿hay dos palabras que combinen mejor?

Abandonada Europa, nos metimos en el pabellón de África, para hacer una rápida pasada y meternos en Chile, donde estuvimos un rato largo, de cháchara con los expositores y luego, sin movernos de continente, nos fuimos a Colombia, donde la foto de la cabaña, desde la que yo percibía unos cuántos flases más de los esperados.

Como último pabellón al que entramos estaban los Estados Unidos, un pabellón bastante flojo, pero que podías ver sentado, algo que a esa hora los pies agradecían.

Para finalizar, nos metimos a ver Eslovenia, fundamentalmente por ser de los pocos que quedaban aún abiertos, y a ver pabellones por fuera, como Egipto, o esto que creo que era Libia, y que debería quedar exento de comentarios:

No se me ocurren comentarios no soeces

Pero la verdadera odisea fue volver al hotel, cruzando las huestes de chinos empujantes en el metro, donde uno tenía la impresión de estar en una barcaza de Omaha, con empleados gritando cosas por megafonía y multitudes corriendo desesperadas, donde alguno estuvo haciendo oposiciones a llevarse un buen guantazo (los había muy maleducados) en una moderna guerra donde pisotones y codazos eran el arma más común. Para más inri, en el metro nos confundimos de salida, y aún tuvimos que caminar un trecho largo.

Aun así, la Expo mereció la pena.

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