Pues me ha encantado, oigan.
Para disfrutar esta película como un enano, yo lo he hecho, es preciso saberla ver con los ojos adecuados. Quien espere ver un documental sobre ciencia y paleoetología (ciencia que estudia el comportamiento de los animales antiguos) saldrá lógicamente horrorizado del cine, pero seguramente es porque se ha equivocado de película. Jurassic World hay que saberla ver con ojos de niño ilusionado y tener bien claro que esto es una película de aventuras. Qué narices, es una muy buena película de aventuras.
Visualmente es, como ya esperaba, apoteósica, tanto los paisajes como los dinosaurios, que parecen de verdad, aunque en esto ya no tiene tanto mérito como su antecesora (las secuelas intermedias fingiré que no existen), pero diré, a riesgo de que haya quien me quiera apedrear, que no me parece peor película que Parque Jurásico, y que incluso en algunos aspectos es hasta mejor. Los personajes, por ejemplo, me parecen mucho más carismáticos.
Que sí, que habrá quien diga, con toda la razón del mundo, que la película es un completo despropósito argumental, con dinosaurios inteligentes y un domador de velocirraptors, y que la mayoría de las cosas (lo del superdinosaurio de laboratorio no hay quien se lo trague) no resisten la más mínima incredulidad. Pero no pasa nada, porque aquí se ha supeditado el realismo a la diversión. Si nos vamos a poner picajosos, no había tiranosaurios en el periodo jurásico, y un Parque Jurásico realista habría sido el mayor coñazo de la historia. Así que si para que la película avance necesitamos que los velocirraptors hablen entre ellos, o que el malo tenga el plan más ridículo de la historia, pues adelante, que esas cosas son las que hacen que haga película.
Fui a verla esperando diversión palomitera y cine de aventuras a la vieja usanza, y salgo encanado, ya que es lo que me encontré, una película divertida de principio a fin, sin un rato para el aburrimiento y que no se me hizo larga en absoluto. Y además con los homenajes a la primera película y el acertadísimo toque de, a una estupenda banda sonora de Michael Giachinno, añadir la emblemática pista de John Williams, que consigue que me emocionara como me emocioné hace 22 años cuando se abrieron las puertas del Parque Jurásico por primera vez.
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