Ayer el plan fue más diurno que nocturno.
Avanzan las fiestas y hacemos un alto en el camino para ir de Bilbao a Amorebieta, donde unos amigos organizaban una kedada en su casa, con barbacoa, piscina y tal. Un plan que con el calor que hacía era difícil de rechazar.
Así que ahí nos juntamos unos cuántos (16, creo, sin contar niños y los dos enormes malamutes que se paseaban por ahí, cuales peluches gigantes) y a la ingente cantidad de comida y piscina se sumó luego una sesión de tiros a canasta donde demostré mi incapacidad baloncestística cuando de tirar a distancias superiores al metro y medio se refiere.
Ya de vuelta en Bilbao, pasé por la lonja a recoger gente, aprovechando para jugar alguna cosilla de mesa, y en el recinto festivo, lo que es fiesta poca, pues parecía día de descanso y pronto nos retiramos a casa, tras haber bebido solamente un katxi... de agua.
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