Desde la mesa.
Hay sitios a los que siempre regresas y cuando lo haces es como si nunca te hubieras ido. Esta semana por fin abría sus puertas el Azzurro, un bar que aunque frecuento mucho menos de lo que solía, sigue siendo muy especial para mí.
La nota característica era que en cumplimiento de la normativa, había que consumir en la mesa, sentado en la silla, lo que en ese bar se hace rarísimo, pero por lo demás, una buena bebida, una divertida conversación con Sergio y el mismo cálido y amigable ambiente que me gusta tanto de ese bar.
Pasitos hacia la normalidad.
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