Rafa Martínez, hoy de blanco, dejaba ya de ser hombre de negro.
Hoy se ha terminado la que sin duda ha sido la temporada más atípica de la historia del Bilbao Basket. Lo de atípica no es solo porque habiendo venido de la segunda división se convirtiera, con medio equipo de jugadores de LEB, en el equipo revelación de la temporada, derrotando a los equipos grandes de la liga; Real Madrid, Barcelona, Valencia, Tenerife y otros, con un juego vistoso y divertido (vale, lo de divertido es porque ganaban muchos partidos, suele ir muy unido) que le llevó a clasificarse para la copa, sino porque ha sido la liga más rara para muchos equipos.
Allá por marzo, con holgada victoria que pude ver en directo, no pensaba que iba a ser el último partido que vería en directo. Luego vendría lo que todos sabemos: estado de alarma, confinamiento y, por la parte que nos toca, suspensión de la liga.
Lo de retomarla como si nada ya era complicado, así que tras mucho deshojar la margarita hicieron una especie de segunda fase en la que participarían los 12 primeros clasificados (Bilbao Basket iba 5º) en dos grupos. No fue muy bien la cosa, pues Bouteille y su sustituto Haws ya no estaban, Brown seguía roto, Kulboka tocado, Schreiner se nos rompió... toda una serie de circunstancias desfavorables que hicieron que nos tuviéramos que conformar con un balance de 1-4, pero que no empaña en absoluto una de las mejores temporadas del Bilbao Basket en ACB. Lo de este año, sin duda, es para estar contentos.
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