Las he vivido todas.
No me gusta discutir sobre reglas. Si me gustara, habría seguido siendo abogado y así discutirlas de manera profesional y ganar algo de dinero en el proceso. Pero no es el caso. Lo odio, aunque como soy tonto muchas veces me dejo llevar y entro al trapo, de modo que esta genial tira cómica me resulta muy familiar, como se lo resultará a cualquiera que sea más o menos aficionado a los juegos de mesa.
Las he sufrido todas, pero he de decir que las que más detesto son la cuarta y la octava, sobre todo cuando la discusión versa sobre cosas que no son ya tanto sobre reglas, sino sobre saber leer y tener nociones básicas del idioma, pese a lo cual siempre hay alguien que trata de encontrar justificación para las interpretaciones más rocambolescas y contrarias al sentido y al texto de la norma. Pero si pasa en el mundo de las leyes, raro sería que no pasara en el de los juegos.
En cualquier caso, sirva esto para echar unas risas y ver reflejadas muchas situaciones en las que nos habremos visto envueltos.
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