Una película de terror en primera persona, narrada desde la perspectiva de una víctima que lo graba todo con su videocámara, mostrándonos el horror en primera persona, dejándonos ver poco a poco lo que pasa, pasando de una confusión incicial a un enloquecedor apocalipsis.
Pero naufraga.
Esta idea que tan bien funcionara en REC, se topa contra la propia ineptitud del director, que es incapaz de transmitir el miedo y la tensión, ya que la credibilidad de la película es cero.
Primero por la cámara. No dan una razón de peso para que esa cámara no acabe tirada en un rincón a la primera de cambio, y además no dan ninguna razón lógica para algunos apagados o encendidos. También rompe todo realismo el fenomenal pulso que parece tener el protagonista, que bien podría dedicarse a robar panderetas, ya que es capaz de corretear sin que se deje de ver bien.
¿Qué decir del aspecto sonoro? En medio de un ruido ensordecedor las conversaciones se escuchan sin problema, no hay barullo, no hay gritos, solo se oye lo importante.
Bien, esto no habría sido malo si hubieran querido hacer una película al uso, pero si la pretensión era crear una atmósfera realmente inmersiva y que nos creyéramos que lo que vemos es la grabación de un videoaficionado, deberían haber cuidado más esas cosas.
Otro factor que se carga la suspensión de la incredulidad son las reacciones de algunos personajes. La gracia de hacer así una película es que los personajes se comporten de forma verosímil, y esta vverosimilitud brilla por su ausencia. "Oiga, señor militar, me quiero marchar y entrar en la zona precintada, es que ahí vive mi ex-novia y me la quiero camelar", "Ah, pues nada, nada, pase, que todos hemos sido jóvenes". Como también queda un poco ridículo que en el accidente de helicóptero solo se salven los protagonistas, y sobre todo que la cámara se apague sola y se vuelva a encender justo cuando el protagonista recobra la consciencia. Y bueno, que a mi modesto entender, la película tendría que haber terminado ahí, siendo todo lo demás puro relleno.
Por lo demás, la trama carece de toda explicación, si bien es cierto que no la necesita. Un monstruo, mezcla de Godzilla y una ballena, siembra el terror en Nueva York, arrasandolo todo a su paso, y sus ladillas, unos bichejos que recuerdan a Starship Troopers, son los que rematan la faena, y la única manera que tiene el ejército de los EEUU es arrasar la zona y dejarla como un erial.
Esa parte ni tan mal, pero si lo que querían era hacer una película de un monstruo gigante arrasando Nueva York, que la hubieran hecho sin ambajes, que habría sido bastante mejor película que este churro.
Y quiero dejar claro que si no me ha gustado la película no es porque hayan querido darle ese toque REC/Holocausto Caníbal/Bruja de Blair, sino porque se lo han dado mal, y para hacerlo mal mejor que se lo hubieran ahorrado.
Podría haber sido una gran película, pero...
Pero naufraga.
Esta idea que tan bien funcionara en REC, se topa contra la propia ineptitud del director, que es incapaz de transmitir el miedo y la tensión, ya que la credibilidad de la película es cero.
Primero por la cámara. No dan una razón de peso para que esa cámara no acabe tirada en un rincón a la primera de cambio, y además no dan ninguna razón lógica para algunos apagados o encendidos. También rompe todo realismo el fenomenal pulso que parece tener el protagonista, que bien podría dedicarse a robar panderetas, ya que es capaz de corretear sin que se deje de ver bien.
¿Qué decir del aspecto sonoro? En medio de un ruido ensordecedor las conversaciones se escuchan sin problema, no hay barullo, no hay gritos, solo se oye lo importante.
Bien, esto no habría sido malo si hubieran querido hacer una película al uso, pero si la pretensión era crear una atmósfera realmente inmersiva y que nos creyéramos que lo que vemos es la grabación de un videoaficionado, deberían haber cuidado más esas cosas.
Otro factor que se carga la suspensión de la incredulidad son las reacciones de algunos personajes. La gracia de hacer así una película es que los personajes se comporten de forma verosímil, y esta vverosimilitud brilla por su ausencia. "Oiga, señor militar, me quiero marchar y entrar en la zona precintada, es que ahí vive mi ex-novia y me la quiero camelar", "Ah, pues nada, nada, pase, que todos hemos sido jóvenes". Como también queda un poco ridículo que en el accidente de helicóptero solo se salven los protagonistas, y sobre todo que la cámara se apague sola y se vuelva a encender justo cuando el protagonista recobra la consciencia. Y bueno, que a mi modesto entender, la película tendría que haber terminado ahí, siendo todo lo demás puro relleno.
Por lo demás, la trama carece de toda explicación, si bien es cierto que no la necesita. Un monstruo, mezcla de Godzilla y una ballena, siembra el terror en Nueva York, arrasandolo todo a su paso, y sus ladillas, unos bichejos que recuerdan a Starship Troopers, son los que rematan la faena, y la única manera que tiene el ejército de los EEUU es arrasar la zona y dejarla como un erial.
Esa parte ni tan mal, pero si lo que querían era hacer una película de un monstruo gigante arrasando Nueva York, que la hubieran hecho sin ambajes, que habría sido bastante mejor película que este churro.
Y quiero dejar claro que si no me ha gustado la película no es porque hayan querido darle ese toque REC/Holocausto Caníbal/Bruja de Blair, sino porque se lo han dado mal, y para hacerlo mal mejor que se lo hubieran ahorrado.
Podría haber sido una gran película, pero...
1 comentario:
no tenía intención de verla, pero después de esto va a ser de que nopis
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