domingo, 24 de octubre de 2010

Recalificamos salón

Le falta la chimenea

La magia de las obras es que se sabe cuándo empiezan, pero nunca cuándo y cómo van a acabar. Ya he ido contando aquí las andanzas del parqué del salón, y su influencia sobre el agua caliente, a lo que debo añadir ahora este nuevo inquilino del salón, en forma piramidal, que ha tenido a bien aparecer este fin de semana.

Puede parecer inverosímil, pero la parte del suelo que ocupa esa estructura triangular estaba totalmente plana el viernes a la mañana, ligeramente abombada el viernes a la tarde, severamente abombada el viernes a la noche, ligeramente salida el sábado a primera hora de la mañana... y ayer a la hora de comer ya presentaba este aspecto.

¿Quién sabe qué secretos enterrados esconderá? ¿será verdad que mi casa está construida sobre un cementerio indio? ¿será algún tipo de portal interestelar? ¿una puerta al Averno?

Lo que sé es que tengo un montículo en el salón, tal que montado en patinete y con la velocidad suficiente podríamos saltar bastante alto. Pero mi cuita no es ésa, sino saber cuándo vendrán a dejar el salón como es debido, y qué nuevos trastornos me proporcionará.

Mientras tanto, creo que podría alquilarlo como casita para gnomos.

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