La primera vez que oí hablar de esta serie fue cuando Canal+ la trajo a España, y entre el título y que James Gandolfini comparte doblador con Homer Simpson, pasé los años creyendo que "Los Soprano" era una comedia.
Después descubrí que no, que era seria, y a tenor de las críticas, muy buena. Así que a medida que me iba volviendo un fanboy de la HBO (The Wire, Roma, Juego de tronos), esta serie iba escalando posiciones en el ranking. Hasta que al final me puse a verla.
Una definición, aunque limitada y ridículamente simple, sería decir que Los Soprano es una película de gangsters de 86 horas. No es cierta del todo, pero sirve para mostrar mucho de lo que se va a ver en la serie, que contiene múltiples referencias, directas o indirectas, a muchos clásicos del género.
Aquí nos muestran su mundo desde dentro, y más concretamente desde el punto de vista de Tony Soprano, un hombre en plena crisis de los 40, que decide acudir a terapia psicológica. Porque, ser capo mafioso, estoy seguro de que es algo sin duda muy estresante.
Y a lo largo de 6 maravillosas temporadas nos va contando los devenires de la familia y sus personajes. Sus cuestiones domésticas, sus chanchullos, sus problemas cotidianos y sus conflictos con la ley o las mafias rivales. Todo muy bien contado, con una gran factura y buenas interpretaciones. Y mucha comida. Es difícil no tener hambre después de ver según qué capítulos, y no pensar "quiero comer en el Vesubio".
De hecho, es difícil acabar la serie y no sentirse casi un miembro más de la familia. Sentirse como si se hubiera estado de barbacoa en el jardín de Tony, de compras en Satrialles, o de fiesta salvaje en el Bada Bing.
Pero los Soprano es sobre todo una serie de personajes. Algunos los odiarás y otros los amarás (conretamente a Meadow Soprano, mi amor platónico en esta serie). Y muchos de ellos, ambas cosas a la vez. Es imposible no despreciar a Christohper Moltisanti, pero a veces te caerá bien. Paulie es un tipo que en la vida real querrías tener bien lejos, pero otras consigue caer bien. El propio Tony Soprano, de moralidad más que cuestionable... Bueno, es el protagonista,¿ no?
Y llegaríamos al final. El final de Los Soprano dio muchísimo que hablar, y suscitó enormes polémicas. Tuve la suerte de que no me lo contaran, y de llegar hasta el último capítulo sin saber cómo terminaría. Y sin entrar en spoilers (estos los dejo para después del dibujo), el final me parece tan adecuado y brillante (y sobre todo audaz) como sorprendente y decepcionante en primera instancia. También diré que no habría cambiado nada el ver la serie sabiendo cómo acaba.
Y tras este inevitable dibujo, mi opinión extendida sobre el final. Quien no quiera saberlo, que deje de leer.
Después descubrí que no, que era seria, y a tenor de las críticas, muy buena. Así que a medida que me iba volviendo un fanboy de la HBO (The Wire, Roma, Juego de tronos), esta serie iba escalando posiciones en el ranking. Hasta que al final me puse a verla.
Una definición, aunque limitada y ridículamente simple, sería decir que Los Soprano es una película de gangsters de 86 horas. No es cierta del todo, pero sirve para mostrar mucho de lo que se va a ver en la serie, que contiene múltiples referencias, directas o indirectas, a muchos clásicos del género.
Aquí nos muestran su mundo desde dentro, y más concretamente desde el punto de vista de Tony Soprano, un hombre en plena crisis de los 40, que decide acudir a terapia psicológica. Porque, ser capo mafioso, estoy seguro de que es algo sin duda muy estresante.
Y a lo largo de 6 maravillosas temporadas nos va contando los devenires de la familia y sus personajes. Sus cuestiones domésticas, sus chanchullos, sus problemas cotidianos y sus conflictos con la ley o las mafias rivales. Todo muy bien contado, con una gran factura y buenas interpretaciones. Y mucha comida. Es difícil no tener hambre después de ver según qué capítulos, y no pensar "quiero comer en el Vesubio".
De hecho, es difícil acabar la serie y no sentirse casi un miembro más de la familia. Sentirse como si se hubiera estado de barbacoa en el jardín de Tony, de compras en Satrialles, o de fiesta salvaje en el Bada Bing.
Pero los Soprano es sobre todo una serie de personajes. Algunos los odiarás y otros los amarás (conretamente a Meadow Soprano, mi amor platónico en esta serie). Y muchos de ellos, ambas cosas a la vez. Es imposible no despreciar a Christohper Moltisanti, pero a veces te caerá bien. Paulie es un tipo que en la vida real querrías tener bien lejos, pero otras consigue caer bien. El propio Tony Soprano, de moralidad más que cuestionable... Bueno, es el protagonista,¿ no?
Y llegaríamos al final. El final de Los Soprano dio muchísimo que hablar, y suscitó enormes polémicas. Tuve la suerte de que no me lo contaran, y de llegar hasta el último capítulo sin saber cómo terminaría. Y sin entrar en spoilers (estos los dejo para después del dibujo), el final me parece tan adecuado y brillante (y sobre todo audaz) como sorprendente y decepcionante en primera instancia. También diré que no habría cambiado nada el ver la serie sabiendo cómo acaba.
Y tras este inevitable dibujo, mi opinión extendida sobre el final. Quien no quiera saberlo, que deje de leer.
La familia Soprano está reunida en una mesa en el restaurante mientras Meadow aparca. Una canción de Journey suena, y todos los elementos indican que algo gordo va a pasar. La cámara muestra a las personas del bar mientras Tony mantiene una intrascendente charla con su familia. En un momento dado, puf, silencio y todo se vuelve negro. Tras unos segundos en los que pienso que se me ha rayado el DVD, vienen los créditos, pero sin sonido.
Consulto en Internet y veo que, efectivamente, ese es el final de los Soprano. Mi primera reacción es que es una tomadura de pelo de final, pero tras masticarlo un poco, solo cabe una interpretación: Tony ha sido asesinado, y con él acaba la serie. Tony es la serie. Sin Tony no hay serie. Y todo acaba para él y para nosotros, como ya nos dijo que acabaría. Un nada. No hay ruido, no hay susto. No hay nada. Pero todas las pistas indican que uno de los sicarios de Philip Leotardo hizo bien su trabajo.
Es un final, en palabras de su creador David Chase, deliberadamente abierto. Hay quien podría decir que es un final cobarde, pues no se atrevió a darle un final. Podría acusarse de ser un pésimo final. Yo creo que olé sus huevos.
Consulto en Internet y veo que, efectivamente, ese es el final de los Soprano. Mi primera reacción es que es una tomadura de pelo de final, pero tras masticarlo un poco, solo cabe una interpretación: Tony ha sido asesinado, y con él acaba la serie. Tony es la serie. Sin Tony no hay serie. Y todo acaba para él y para nosotros, como ya nos dijo que acabaría. Un nada. No hay ruido, no hay susto. No hay nada. Pero todas las pistas indican que uno de los sicarios de Philip Leotardo hizo bien su trabajo.
Es un final, en palabras de su creador David Chase, deliberadamente abierto. Hay quien podría decir que es un final cobarde, pues no se atrevió a darle un final. Podría acusarse de ser un pésimo final. Yo creo que olé sus huevos.
1 comentario:
Una serie tremendamente bien hecha, de lo mejor que he visto en tv, lo mismo para Mad Men, que comparten escritor, Matthew Weiner que lo considero un genio al contar historias.
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