Cartel claramente sexista, por supuesto.
Dos años después, el frikismo vuelve a Errenteria, a unas jornadas que temimos no volver a ver. El año pasado no pudieron celebrarse, pero este, a pesar de todas las trabas con las que se han encontrado, la encomiable labor y el titánico esfuerzo de los organizadores hará posible que se celebren.
Sin embargo, y sin perjuicio de que pueda cambiar de opinión, este año tienen bastante peor pinta, especialmente porque no serán unas jornadas centralizadas en el polideportivo, como en las anteriores ediciones, sino que estará todo diseminado, con la consiguiente pérdida para las jornadas.
Tampoco ayuda el aire de psicosis gilipollesca con la corrección política de género, que ha llegado a los niveles de censurar actividades, entre ellas alguna mía a la que se le ha cambiado la sinopsis para adaptarla a los gustos de a saber quién, cambiando de forma ridícula frases sacadas literalmente de una serie en la que se inspira una de las partidas, por ejemplo. Pero bueno, sobre esto ya me explayé en su día.
Lo importante es ir con el ánimo de divertirse, y tener presente que unas malas jornadas serán mejor que unas no jornadas, y que lo importante es ver a la gente que quiero ver.
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