Saberse levantar fue la mayor virtud de ayer del Bilbao Basket.
Partido interesante el de ayer en Miribilla, en el que el Bilbao Basket ponía fin a una racha de 4 derrotas consecutivas y lograba sobreponerse a la imagen de equipo desfondado que había ofrecido en los 3 últimos ganando, en la prórroga, al Joventut, otro de los equipos revelación de la liga.
Empezó mal la cosa, con los visitantes adelantándose rápido en el marcador, para un 20-29 en el que les entraba todo y que llegó a un sangrante 20-34. Todo parecía indicar que se iba a repetir la historia del Iberostar. Pero en ese momento reacción bilbaína unida a gatillazo badalonés, y de repente volvió a haber defensa por parte del Bilbao Basket, que fue mordiendo la renta hasta el 42-44 del descanso (que habría sido un mejor resultado si no hubieran desaprovechado una antideportiva que les regaló el árbitro).
Pero ese miedo a ganar el partido se acabó yendo en un tercer cuarto en el que se le dio la vuelta al partido y se llegaba al último con un +5, que creció hasta el +9. Pero claro, el rival también tiene sus cartas y con buena defensa y buenas canastas llegó a dar la vuelta al partido, y me dio la sensación de que lo podrían haber rematado si los árbitros no se hubieran tragado una antideportiva del Bilbao Basket (o al menos eso me pareció sobre la pista).
Sea como fuere, el intercambio de canastas lejanas acabó con un empate a 82 y prácticamente un partido entero por jugarse. En la prórroga el Bilbao Basket fue algo mejor, resucitó Mumbrú y aunque no se pudo recuperar el average (allí se perdió por 6) se consiguió lo importante, que era ganar el partido. Y viendo el fin de gira que falta (Barcelona, Valencia, Unicaja), buena falta hacía. 19 victorias y salvo hecatombe matemática, habrá playoff y competición europea el año que viene.
Todo esto por un equipo que en agosto estaba literalmente desaparecido.
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