¡Empieza la campaña con victoria del Señor Oscuro!
Descent es un elaborado juego de mesa (lo que significa muchas fichitas, figuras y cartas) que recuerda muchísimo al clásico Heroquest, en el que hasta un máximo de 4 jugadores colaboran para derrotar al 5º, que maneja al Señor Oscuro. Los escenarios de los que se compone el juego constan de un tablero modular, que se va construyendo con algunas de las muchas fichas, y por el que se van moviendo los personajes para medir sus fuerzas con los monstruos y logrando sus objetivos. En función de que lo consigan o no, ellos o el Señor Oscuro van mejorando sus capacidades (con habilidades, equipo, conjuros...) y van avanzando por escenarios, con un cierto hilo conductor (que es más decorativo que otra cosa) hasta ir llegando al épico final. Es uno de tantos juegos que siguen este esquema, en el que además los personajes obedecen un poco al clásico Guerrero-Pícaro-Clérigo-Mago, pero tiene algunas cosas que le hacen destacar.
En primer lugar la calidad, tanto de jugabilidad como de materiales, con ilustraciones vistosas, figuras llamativas y variadas, y muchos componentes que pegan para bien al ojo, habiendo además mejorado mucho desde la primera edición, que era bonita pero en la práctica injugable. Otro motivo que hace que merezca la pena es las posibilidades que ofrece de variar el crecimiento del personaje, pues son muchos los personajes a elegir y diversas las opciones de mejora, lo que hace que las combinaciones de personaje final son muchas. No diré que es imposible ver dos personajes iguales, pues hay combinaciones mejores que otras, pero sí que variedad no le falta. Así, por ejemplo, un guerrero puede ser caballero, berserker, amo de las bestias... y como metamos de por medio las expansiones, la cosa crece más. El malo, por su parte, también tiene una cierta variedad a la hora de elegir los monstruos que salen en cada escenario, y los caminos a elegir son también múltiples, lo que hace que dos partidas a priori idénticas puedan ser completamente distintas, y eso le da una grandísima rejugabilidad.
La otra, y principal clave de por qué lo jugamos es que lo tenemos en la lonja, cortesía de un donante que tuvo a bien regalarnos este juego, con varias expansiones. Y claro, no se le puede hacer el feo de no jugarlo.
Así pues, hoy hemos empezado la campaña "Laberinto de perdición", en la que me toca el papel de señor oscuro, y en la que intentaré derrotarles y frustrar sus planes de salvar el mundo mientras río de forma maquiavélica.
NOTA: Aunque guarda similitudes, y desde fuera suena todo a lo mismo, Descent no es un juego de rol, pues aquí no hay una interpretación de los personajes, y no hay interacción más allá de "muevo a esta casilla y pego a este bicho" (a pesar de que haya gente que juega a rol así, pero ese es otro debate), y las posibilidades, aunque amplias, son limitadas al tablero.
NOTA 2: Esto solo es un juego de mesa. Cuando termina la partida recogemos las figuritas y las cartas, las metemos en la caja y seguimos con nuestras vidas normales, igual que si jugamos a Monopoly no nos creemos inversores financieros.
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