sábado, 28 de octubre de 2017

Día en Neuschwanstein

Sencillamente espectacular.

Hoy tocaba madrugón, para estar a las 9 en la estación de trenes. El motivo no era otro que el de hacer la visita a tan hermoso castillo, inspiración de Walt Disney y obra del rey Ludwig II de Baviera (un frikazo en el buen sentido de la palabra).

La visita la habíamos concretado por medio de Sandemans, de modo que una fabulosa guía nos iba contando interesantes detalles sobre el castillo y la vida del injustamente conocido como "Rey Loco".

Primero había que coger el tren a Fusen (unas dos horas) y luego un autobús, que llevaba a los pies del monte donde está el castillo. Una vez arriba (había que subir durante 40 minutos) es cuando se entraba. La organización: es un sitio tan masificado que el tiempo para estar dentro es muy restringido (media hora) y está tan encarrilado que literalmente no se pueden hacer fotos en el interior (tanto que está expresamente prohibido). Sin embargo, vale mucho la pena, ya que por dentro es tan fascinante como por fuera.

A la salida hemos picoteando algo de comida, acompañada por una taza de vino caliente y especiado (confieso que no estaba malo) y nos hemos ido al puente desde el que las vistas del castillo son más vistosas. Y la verdad, he de decir que pocos edificios me han impresionado tanto, estando además este situado en un paraje que aún sin castillo sería precioso.

Lo malo tener que meterse luego otras dos horas de tren para volver. Pero francamente, ha merecido mucho la pena.

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