Pues parece que va a caer sirimiri.
Esto es cine de catástrofes, ¿vale? Aquí uno tiene que tener claro qué es lo que ha venido a ver, y que se va a topar con una legión de clichés, atentados contra la ciencia y edificios explotando, en la estela de ya clásicos como Independence Day, Deep Impact o Armageddon. Pero lo cierto es que entre tanto desastre cuasinatural, Geostorm resulta ser una película bastante solvente, que cumple a la perfección con su papel de blockbuster de cine de desastres, y al tener muy claro a qué juega, mide muy bien el equilibrio entre sus factores, encontrando una buena proporción de fantasmadas, frases molonas, estereotipos del género y siniestros no consorciables contra el mobiliario urbano.
La cosa va de que la comunidad científica internacional inventa y desarrolla Dutchboy, un sistema de satélites de control meteorológico y evitar que el cambio climático termine por descuajaringar el planeta, logrando una plácida paz atmosférica sin que haya heladas, sequías, huracanes... Oigo un portazo al fondo de la sala, debe de ser el meteorólogo, que se ha ido al rincón de llorar.
Este sistema es coordinado y desarrollado por Leónidas (Gerard Butler, siempre serás Leónidas, acéptalo), pero le dan la patada para poner a su hermano en su lugar, y eso le sabe a Leónidas a cuerno quemado, porque en vez de buscar otro trabajo (que siendo una superestrella de la ingeniería, reconocido a nivel internacional, algo encontraría, digo yo. En España, sin ir más lejos, los restaurantes de comida rápida se lo rifarían), se divorcia y se va a vivir a una caravana, a odiar a su hermano y al mundo.
Pero como no podía ser de otra manera, tres años después algo empieza a fallar, pues ya no está Leónidas para supervisarlo, y empieza la fiesta. Leónidas tiene que irse a la estación espacial internacional, a poner las cosas en su sitio, y se descubrirá una turbia conspiración que alcanza a las más altas esferas de la Casa Blanca y que tendrán que desentrañar Leónidas desde el espacio y su hermano desde la tierra.
Así contado no es gran cosa, y cierto es, vale, que no es gran cosa. pero como película palomitera cumple a la perfección. El argumento es más previsible que un calendario, y hay cosas que requieren un salto de fe un poco gordo (¿en serio, qué tenía Leónidas en la cabeza cuando inventó ese sistema de seguridad tan desastroso? ¿nadie le dijo nada? Bueno, supongo que alguien le diría cosas, pero acabaría pateado en un foso, al grito de "This is Dutchboy!") y en algunos momentos tanto topicazo da un poquito de risa (en la NASA deben de tener una sala específicamente diseñada para que un montón de gente con cascos celebre los acontecimientos como si fueran goles), es un entretenimiento más que correcto, que conoce sus limitaciones y juega muy bien sus cartas.
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