martes, 20 de noviembre de 2018

Overlord

Regenschirm präsentiert.

No me va a ser posible hacer una crítica de esta película sin hacer spoilers, aunque es verdad que el cartel ya nos da una posta de por dónde pueden ir los tiros. Sin embargo, como yo me planté en el cine sin tener demasiada idea de qué me iba a encontrar y me habría gustado llevarme la sorpresa, voy a hacer el intento, de manera que cuando vaya a empezar a descorrer la cortina avisaré.

Escenario: la segunda guerra mundial. 5 de junio de 1944.
Objetivo: Volar una torre de control alemana instalada en un campanario francés para que el desembarco de Normandía pueda llevarse a cabo.
Misión: Lanzarse en paracaídas tras las líneas enemigas y sobrevivir a la previsible ensalada de tiros para reunirse con otros compañeros.

Así explicado parece la típica película bélica, aunque ya desde el principio nos deja entrever que va a tener un toque algo más de cine de acción a cascoporro, con reglas muy Hollywood y aire de videojuego, lo que se acrecenta con algunas escenas que parecen una demo del Call of Duty de turno y algunas escenas un tanto macarras.

Acción, mucha, y muy duvertida. Solo por eso ya vale la pena como película palomitera. Protagonistas molones, malos muy malos y peripecias imposibles. Pero no va de eso la película, y ahora vienen los spoilers. Si alguien tiene interés en verla que pare aquí.

¿Cómo definiría la película de un modo sencillo? Veamos, pues esto va de que Salvar al Soldado Ryan se encuentra con Resident Evil y se acaba convirtiendo en Malditos Bastardos.

Ya desde los primeros compases, una vez superado el aterrizaje inicial, la película en seguida nos empieza a dar alguna pista de que es del género de terror, y que algo está pasando. Algo que pronto nos vamos a dar cuenta, pues los nazis han instalado un siniestro laboratorio, donde experimentan con los cadáveres y eso hará que la antena que han venido a derribar los soldados sea el menor de sus problemas, al mismo tiempo que multiplica el efecto videojuego de la película.

No es la mejor película del mundo, claro, pero sí es bastante original y sobre todo muy divertida, con diálogos entretenidos, un malo que mola y sobre todo mucha, mucha acción. Una sorpresa muy agradable y un soplo de aire fresco. Se me ha hecho corta.

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