El vivo que jugué.
Como he llegado hace poco y estoy cansado no me voy a detener a escribir una profunda crónica del evento que este fin de semana me ha llevado a Collado Villalba, sino que omitiré la parte del evento en sí (ya me meto con ella mañana) y hablaré de la ida y la venida.
El viernes cogimos el autobús de las 15:10, pero no para ir a Collado sino a Vitoria, donde nos esperaba el amigo Ignacio para ir en el coche compartido. Tras 4 horas de viaje, con mucha charla, mucha rotonda y acabar donde Jesucristo perdió el móvil, para llegar al recinto que estaba en medio de la nada.
Ahí nos acreditamos y alojamos... y paso al domingo.
El domingo a las 16:00, después de devolver la llave y la correspondiente tanda de despedidas, nos vamos ya en el coche y el sitio da bastante menos miedo con la luz del día. Venimos charlando animadamente de rol y todo un poco hasta que a eso de las 20:00 llegamos a Vitoria, justo a tiempo de ver marchar el autobús. Pero nada de lo que alarmarse, que a las 20:30 hay otro, que cogemos sin problemas.
Y tras unos 50 minutos más, llegamos a Bilbao, subo a casa, tiro la ropa a la lavadora y por fin puedo morir. Me ha encantado el evento, quiero más. Sobre todo por la gente tan maravillosa que he podido ver.
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