Todo estaba preparado para saborear la victoria.
España ha ganado el campeonato del mundo de baloncesto, con una holgada victoria frente a Argentina (95-75), en un partido holgado y sin la emoción que tuvo el España-Australia, pero sin que eso me haya impedido disfrutar cual cabeza de ganado porcino en lodazal.
Pero vamos con el resto del fin de semana, empezando por el viernes. Tras comer, feliz, con la sensación del partido, descansé la sobremesa y me fui a la lonja, para jugar (y ganar) una partida a El misterio de la abadía, una suerte de Cluedo con una ambientación a lo El nombre de la rosa.
No me retiré muy tarde y el sábado por la mañana aproveché para ir al gimnasio, y aunque luego quería ir al cine, me dio un poco de pereza y me quedé en casa viendo El crimen de Cuenca, que la tengo en DVD desde hacía años y la tenía pendiente. Luego a la lonja, a probar el juego de mesa Estudio en Esmeralda (fumándonos las reglas en la primera partida) y dirigiendo luego la partida de La llamada de Cthulhu (con las reglas cada vez más Pbtizadas) King´s Rock, con el resultado de todos los personajes muertos.
Domingo por la mañana, más gimnasio para calentar antes de EL partido. Para ver la final había quedado con el amigo Víctor: yo ponía la casa y el postre, él chorizo a la sidra y tortilla de patata con cabrales. El partido, mucho más fácil de lo esperado, ha sido disfrutable pero sin emoción. Aunque campeones del mundo, oigan, quién lo iba a decir hace dos semanas (vale, yo no juego, pero lo he disfrutado como si hubiera sido una victoria del Bilbao Basket).
Luego a la lonja, que había partida (otra sesión de la campaña de Warhammer), precedida de una partida de Clank!. La partida de rol se ha prolongado hasta casi las 22:00, así que de ahí a casa y poco más ya que contar.
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