Su mayor virtud: es corta.
Hay veces en las que voy compulsivamente al cine y me encuentro películas que me llevan a preguntarme por qué. En particular hay un subgénero del cine de terror, que es el de "casa embrujada" que me suele gustar bien poco, pero casi siempre pico y le doy una oportunidad, pese a que el resultado siempre es el mismo.
Así, decidí darle una oportunidad a esta Presence, que va de que una familia, uno de cuyos miembros arrastra un trauma del pasado y esa casa resulta estar poseída por una presencia que conecta con ese trauma y zzz...
¿Qué puedo decir aquí? La culpa es mía por ir. No esperaba nada de ella y es lo que me dio: la nada más absoluta, con personajes que me importaban un pimiento, actuaciones malas, un final inconexo y atropellado y un epílogo que no terminé de entender pero tampoco me interesaba como para hacer el esfuerzo.
Al cajón de las películas olvidables.
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