El triángulo amoroso entre Madame Web, Reed Richards y el Capitán América.
El argumento en sí es bastante simple; Lucy es una exitosa celestina de Nueva York, que trabaja para una web de citas, y le va bastante bien en lo profesional. Pero ah en lo personal... ahí tiene el dilema entre su ex, que es Chris Evans, pero pobre como una rata (¡pero es Chris Evans!) y Pedro Pascal, un muchimillonario al que conoce porque es el hermano del novio de una de las clientes de Lucy (vamos, literalmente un cuñado). Como no escarmentó después de 50 sombras de Grey, se va con el muchimillonario, pero se irá dando cuenta de que pese a que tiene un coche cutre y un piso compartido, al que quiere es al otro (¡joder, es que es el puto Chris Evans!).
Lo destacable de la película no es la trama (venga va, otro chiste sobre Chris Evans y lo dejo), sino el subtexto, el análisis de cómo la sociedad de consumo y el capitalismo miden a las personas según su valor de mercado, incluso hasta en algo como las relaciones de pareja. Muestra una realidad a la que a veces las películas no se detienen a observar, y es que cuando eres pobre hasta conseguir y mantener una relación de pareja es más complicado, algo que ya nos mostraba Orwell en "Que no muera la aspidistra". Y lo que en la película muestran de forma casi literal y con peluches tiene mucha razón.
No es, tampoco nos vayamos a flipar con eso, un análisis profundo y sesudo, pero se agradece que incluso sin necesidad de salirse de los tópicos del género, salgan películas que animen a pensar un poco.
Ahora bien, una cosa que me reconcome... el protagonista se queja de que cuando era bajito ligaba poco y siendo bajito se ligaba menos. Entonces supongo que de medir yo 1,70 en mi juventud... habría ligado en negativo.
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