Lo de que corran como Naruto tiene su explicación, lo prometo.
Este año Julia Garner es casi como de la familia, pues ya es la tercera vez que voy a verla al cine (antes fueron Hombre Lobo y Los cuatro fantásticos). En esta ocasión es Justine, una maestra de primaria a la que en una noche le desaparecen, literalmente, todos los alumnos menos uno, cuando todos a la misma hora y en mitad de la noche salen corriendo hacia la nada. Esto pone a Justine en mitad del disparadero, porque no es normal lo ocurrido, así que se pondrá a investigar tan sobrenatural asunto.
Con esta premisa nos sirven la típica película de historias que aparentemente tienen poca relación entre sí, pero que luego se van entrecruzando, y consigue ser interesante, además de permitirnos ver algunos momentos desde dos ópticas distintas. Y así avanza hasta un final que podrá gustar o no, pero que cierra todo de forma bastante coherente.
Lo que sí entiendo que puede descolocar es que si bien la coherencia argumental está ahí, el tono de la película pega un bandazo fuerte en su acto final, metiendo pie y medio en la comedia más gamberra, con un climax que da más risa que miedo (en el buen sentido, ojo), y sin dejar de privarse del gore que caracteriza toda la cinta.
Pese a ser de un subgénero del cine de terror que no me hace mucho tilín, y que era una película que me llamaba poco, tiene la suficiente personalidad como para haberme gustado bastante, mucho más de lo que esperaba.
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