sábado, 25 de octubre de 2025

Essen Spiel: día 2

La cacería hoy fue más modesta.

Segundo y último día en Essen (mañana toca ir al aeropuerto para coger un avión). Con la experiencia positiva del viernes íbamos motivados, pero también un poco asustados ante la ingente acumulación de gente que nos dijeron que iba a haber (y que en realidad no ha sido para tanto).

Hemos llegado un poco antes de que abrieran, lo que nos ha oblogado a hacer un poco de cola, pero una vez abiertas las puertas ha sido todo muy fluido, y lo primero que hemos hecho ha sido sentarnos a jugar, probando (y ganando mi equipo) 2001: Odisea en el espacio y luego un par de turnos de Valley Hoopers, un simulador de baloncesto con criaturas de fantasía en el que la parte mecánica era bastante mejor que la artística. De ahí hemos ido a probar el Restart, un tipo Rummikub, muy ágil y entretenido y de ahí a visitar los pabellones que nos dejamos ayer sin ver, incluyendo el de Warhammer y derivados, donde mi cartera suspiraba con alivio. Como las miniaturas no se cuentan entre mis hobbies, de ahí sabía que iba a salir sin gastar.

Hemos seguido paseando y probando juegos, como el Fauna (un trivial de animales con mecánica de apuestas) y el Lambada (filler ligero de cartas, con más chicha de la que parecía).

De camino al sitio de comer, un malvado feriante me ha quitado la cartera, ha pasado mi tarjeta por el lector y aprovechando la confusión me ha metido un Phoenix en la mochila. Vale, piuede que la historia no haya sido exactamente así, pero el resultado final ha sido el mismo. De ahí ya hemos ido a comer, disfrutando de los abusivos precios de los foodrtucks, pero hay que decir que al menos el wrap de falafel estaba rico. 

Sigue la tarde y probamos más juegos. Le toca el turno al Lunch, basado en la famosísima foto de los operarios comiendo su bocadillo en un andamio de un rascacielos en New York, y de ahí a otro de los pabellones, para probar el Wilde Wörter (muy infantil, pero muy gracioso) y el Star Wars Super Teams, de carreras de naves. También intentamos apuntarnos a una del juego de tablero de Exploding Kittens, pero solo lo tenían en alemán.

Y como ya se iba acercando la hora de cierre, hemos ido yendo hacia la salida, hemos esperado la cola para recoger nuestras chaquetas en el guardarropa y después de un metro que ha tardado media hora para hacer un trayecto de diez minutos ya estábamos en el tren rumbo a Essen.

Ha sido una buena experiencia, en futuras entradas me explayaré más sobre la impresión general del evento y algunas cuestiones prácticas.

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