El protagonista es un farsiante.
Una película ruso-bielorrusa, rodada en alemán y protagonizada por un actor franco-argentino es un curioso cocktail que da como resultado una película bastante amena e interesante, con un tema tan trillado como el holocausto pero un enfoque bastante original.
Nos cuenta la historia de Giles, un judío belga que es capturado por las SS, y cuando va a ser fusilado suelta como excusa que él no es judío, que en realidad es persa. Y como casualmente el capitán de los nazis necesita un traductor de farsi, consigue salvar la vida, de modo que es conducido al campo de concentración, donde se le asignará la tarea de impartir clases del idioma persa al capitán. El problema es que como no tiene ni puñetera idea de dicho idioma, se lo tiene que ir inventando sobre la marcha, para evitar que le peguen un tiro. Con increibles dosis de ingenio y suerte, Giles consigue ir sobreviviendo, y el resto ya lo cuenta la película.
La película habla también un poco de la vida de los soldados alemanes y sus cosas, que no es que vayan a ninguna parte, pero que me gusta porque los humaniza. Aquí quiero dejar claro que cuando digo que los humaniza no estoy diciendo en absoluto que los blanquee o dulcifique, sino que los muestra como lo que realmente eran, unos hijos de puta, pero humanos, no robots. Y nos muestra muy bien lo que es capaz de hacer un gilipollas cuando le das un uniforme, un arma y completa impunidad para hacer lo que le dé la gana, incluyendo el poder sobre la vida y la muerte.
Con una curiosa combinación, que mezcla escenas más o menos amables, alguna incluso cómica, con otras en las que muestra en todo su esplendor los horrores de la guerra, logra tener un estilo bastante propio, que da bastante entidad a la película.
También hay que decir que en general resulta todo bastante poco creíble, pues la propia trama de la película no se sostiene ni con pinzas y a veces el cúmulo de casualidades puede resultar excesivo. Pero yo creo que eso es algo que se le puede perdonar, pues sin esas cosas no habría historia que contar.
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