La precuela que nadie pidió.
Ya dije cuando comenté la versión de "imagen real" que El rey león original es una de mis películas favoritas y que aquella no me había horripilado del todo. Sin embargo iba con una cierta cautela a ver esta película, en la que se nos cuenta la historia del padre de Simba, sobre todo porque las críticas que estaba leyendo no eran nada halagüeñas. La verdad es que fui a verla casi por inercia, sin demasiadas ganas pero tampoco nada mejor que hacer ayer por la tarde.
Y bueno, no es tan atroz como me la habían pintado. Es verdad que carece por completo de la magia de El rey león (la buena, claro) y que podría vivir sin ella, pero es una digna película de aventuras que funciona como pasarratos y los personajes tienen el suficiente gancho como para que te interese lo que les pasa. Tiene un villano (el león albino Kiros) que me parece que está a la altura y la historia de cómo Mufasa y el león antes conocido como Taka se hicieron hermanos y cómo el segundo obtuvo la cicatriz por la que más adelante lo conoceríamos como Scar. Un poco simplona, pero funciona.
Lo que más me chirrió fueron las apariciones de Timón y Pumba, que aquí se hacen absolutamente cargantes y solo sirven para estorbar y sumar metraje sobrante, pero por contra tenemos las escenas de Mufasa niño y las de su nieta Klara, que son absolutamente adorables, rematadas con un final que si bien es previsible al 100%, consigue arrancar un dulce "ooooh" del espectador.
Tema canciones, pues bien cuando usa los temas clásicos para intentar tocar la patata, completamente insulsos y sin magia los temas nuevos. Ojo, que igual es de estas cosas que en el futuro y en perspectiva me vengo arriba cantándolas, pero lo que es hoy soy incapaz de recordar una sola.
Resultado: ni tan mal.
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