martes, 27 de octubre de 2009

Resuelta la incógnita

El destino muestra sus cartas.

Ya está. Enigma solucionado, y tras muchas vueltas por fin ha sido desvelado el destino en el que me pasaré al menos los dos próximos años de mi vida.

En un día en el que el teléfono no ha dejado de sonar, incesante y pertinaz, una de las llamadas no era del Call Center, sino que era para mí, para requerirme que pase mañana a firmar el cese y que el martes vaya a tomar posesión de mi nuevo puesto.

Y aprovechando, pues he preguntado dónde me tocaba, y me lo han dicho.

Me quedo en Acción Social. Nada que me sorprendiera, ya que es lo que había pedido, y estaba muy bien puesto en la lista, y me quedo con la tranquilidad de saber que me quedo porque he querido, ya que una compañera que estaba en una posición ligeramente peor se ha ido a IVA, que era lo que habría elegido de no escoger quedarme. Por tanto, si no me he ido es porque no he querido. Así que bueno, por fin, y después de tanto tiempo, podré decir que mi trabajo es realmente mío.

El por qué decidí quedarme, es una decisión que dependió de muchos factores. La verdad es que el cambio no lo necesitaba tanto como en otros momentos, ya que ahora mismo los cambios en mi vida no proceden del trabajo, sino de otras facetas (ya hablaré de eso más adelante si procede) y bueno, estar a gusto en un sitio pesa, pero sobre todo pesó el "éste es el puesto de trabajo por el que luché, y no gané la guerra para luego irme a otro".

Así que aún habrá muchas historias de mostrador, de teléfono y de chiviris que contar, para regocijo de mis lectores.

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