Una película sobre la locura obsesiva con el lago de los cisnes de Tchaikovsky como telón de fondo en la que no podía evitar cierta reminiscencia a la genial Perfect Blue.
Nos cuenta la historia de Nina, una talentosa bailarina de ballet, que desea el papel protagonista en una nueva versión del Lago de los cisnes, y que se esforzará hasta donde haga falta para conseguir.
Pero el precio es elevado, y su cuerpo, su mente y su sufrida madre deberán pagar una elevada factura, llegando a difuminarse la línea que separa bailarina y cisne. Hasta el extremo.
El género es difuso. Antes la encuadraría en una película de terror psicológico que en el musical, si bien la danza y la música juegan un papel importantísimo. Pero mentiría si dijera que la película va sobre "una chica que baila".
Es innegable el mérito de Natalie Portman en su interpretación, logrando una creíble evolución (degeneración, más bien) de su personaje, copando con justicia el protagonismo y eclipsando al resto del reparto.
El ritmo de la película empieza siendo una película sin más, que poco a poco te va dejando caer pistas del camino que va a seguir la narración, topa con algún momento algo más lento o incluso desquiciante (la escena de la rave se me antojaba insufrible) y momentos un poco gratuitos, como el viejo del metro, o algunos más gratificantes al ojo del espectador masculino (quien haya visto la película intuirá a qué escena me refiero) para acabar en un final no excesivamente imprevisible pero totalmente adecuado.
Supongo que una traba con la que se habrá encontrado esta película es que a estas alturas es muy difícil innovar y sorprender al espectador, y que si hubiese sido rodada a finales de los 90 estaríamos hablando de una película de culto.
Nos cuenta la historia de Nina, una talentosa bailarina de ballet, que desea el papel protagonista en una nueva versión del Lago de los cisnes, y que se esforzará hasta donde haga falta para conseguir.
Pero el precio es elevado, y su cuerpo, su mente y su sufrida madre deberán pagar una elevada factura, llegando a difuminarse la línea que separa bailarina y cisne. Hasta el extremo.
El género es difuso. Antes la encuadraría en una película de terror psicológico que en el musical, si bien la danza y la música juegan un papel importantísimo. Pero mentiría si dijera que la película va sobre "una chica que baila".
Es innegable el mérito de Natalie Portman en su interpretación, logrando una creíble evolución (degeneración, más bien) de su personaje, copando con justicia el protagonismo y eclipsando al resto del reparto.
El ritmo de la película empieza siendo una película sin más, que poco a poco te va dejando caer pistas del camino que va a seguir la narración, topa con algún momento algo más lento o incluso desquiciante (la escena de la rave se me antojaba insufrible) y momentos un poco gratuitos, como el viejo del metro, o algunos más gratificantes al ojo del espectador masculino (quien haya visto la película intuirá a qué escena me refiero) para acabar en un final no excesivamente imprevisible pero totalmente adecuado.
Supongo que una traba con la que se habrá encontrado esta película es que a estas alturas es muy difícil innovar y sorprender al espectador, y que si hubiese sido rodada a finales de los 90 estaríamos hablando de una película de culto.
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