Benedict Cumberbatch es Alan Turing.
Alan Turing es probablemente una de las personas más influyentes del S. XX y una de las que en su día fue más vilipendiadas, ya que a pesar de ayudar a descifrar la máquina Enigma y sentar las bases de lo que hoy conocemos como informática, cometió el terrible delito de ser homosexual, algo que por chocante que nos pueda parecer hoy, era delito en el Reino Unido de los años 50.
Y de eso va esta película, sobre la vida de Alan Turing, un genio de las matemáticas y la criptografía que trabajó para el Gobierno británico bajo el más absoluto secreto para poder descifrar las comunicaciones alemanas en la segunda guerra y obtener así una ventaja estratégica, que bien pudo suponer un punto de inflexión en el conflicto bélico. A tres pistas nos cuenta la juventud de Turing, su trabajo para el MI6 y su caída, que le conduciría al posterior suicidio, siendo lógicamente la parte de la guerra la que más espacio ocupa, con sus progresos, sus pulsos con el alto mando y sus relaciones con los compañeros, donde se ve que sus peculiaridades le hacían en el fondo un tipo complicado.
Y que estuvo en el más completo ostracismo hasta los años 90.
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