No nos sacaron los colores.
Hace mes y poco representamos el recital de improvisaciones cómicas, llenando la sala (aunque por sus dimensiones no es algo especialmente complicado) y provocando las risas, pero sobre todo con una gran diversión propia.
Para que no fuera igual, introdujimos un par de cambios. Uno es que contamos con una nueva integrante, siendo no 7 sino 8. Pero también hubo cambios en algunos de los números.
-La canción: entre canción y canción, explicábamos algún motivo de por qué asistíamos, a cada cual más absurdo, claro.
-Estatus alto, estatus bajo: Este se quitaba. A cambio metíamos el de las películas, donde el público nos decía una película y teníamos que representarla con mímica. (¡Y va y me toca Matrix!)
-La palabra prohibida. En vez de estar todos apelotonados, lo hacíamos en grupos de 4, aunque luego acabábamos fusionando ambos sketches, construyendo colectivamente una consulta de dentista en la luna.
-La follonera. Habíamos colado una de los nuestros entre el público, de forma que nos echara la mano en alguno de los números.
Eso, y alguno que se me pueda haber olvidado.
Pero la noticia es que el 28 de febrero volvemos a actuar, y en pantalla grande, en la sala Bilborrock.
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