domingo, 3 de noviembre de 2019

El silencio de la ciudad blanca

¡Todo mal!

Siendo honesto, he de reconocer que no me aburrí viendo la película, eso es un punto a su favor. También diré que en el apartado técnico la fotografía está bastante bien, la dirección de escenas de acción me gustó y los actores están correctos.

Pero esto es una chapuza de película se mire por donde se mire. Y no ya porque se pase por el forro de la patata la novela en la que se basa (yo no la he leído, pero mi acompañante, que se pasó la película rechinando los dientes sí) sino porque algunos de los cambios que introduce carecen de sentido argumental por completo y sobre todo porque... no se entiende.

Una diferencia muy grande con la novela es que a diferencia de aquella aquí juegan a contar desde el principio quién es el malo y cuál es su modus operandi. Vale, es algo de lo que yo no soy muy amigo pero acepto que quieran contar la misma historia desde una perspectiva distinta. ¿Pero si ya me has contado quién es el malo, a santo de qué metes escenas que tratan de hacer que parezca que es otro? Igual en el libo funciona, porque todavía no sabes quién es, pero aquí queda ridículo. Vamos, que cae en el típico error de "meter en la película cachos del libro con calzador, a ver qué pasa".

Pero al margen de que adapte mejor o peor la novela, como decía arriba, no se entiende. Los personajes hacen cosas sin venir a cuento (¿ese señor por qué corre?) y el villano, aparte de parecer un ser omnímodo y todopoderoso, con la capacidad de estar en todas partes a la vez, tiene como motivación, esto... sí, ya sabéis... vamos, que termina la película y nadie sabe por qué ha matado a toda esa gente.

Como tampoco quedan claras muchas de las pinceladas que da, que parecen cachitos de trama entresacados del libro, y que al no desarrollar aquí se quedan inconexas y vacías. Lo del "Kraken" como muestra.

Ahora me tendré que leer el libro para enterarme, porque madre mía... Ah, y sale Vitoria. 

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