Bajo la moqueta no había trampillas ocultas.
¿Qué mejor idea para un lluvioso día de vacaciones que ir a hacer reparaciones? Pues lo dicho, aprovechando que hoy tenía libre (en alguna fecha hay que colocar los días de vacaciones sueltos que van sobrando) he ido a la lonja, para quitar por fin esa horrible granja de ácaros que teníamos por moqueta, y que va a ser sustituida por un suelo laminado, mucho más bonito y sobre todo fácil de limpiar.
Quitar la moqueta ha sido bastante fácil, dado que estaba compuesta por secciones cuadradas, muchas de las cuales ni siquiera estaban pegadas, aunque a la hora de tirarlas, vaya si pesaban en cuanto se juntaban varias. Peor eran las de la zona del rodapié, o las que estaban tan pegadas que al quitarlas dejaban media moqueta adherida, lo que ha obligado a cierto trabajo de espátula y aguarrás.
Finalizado el desmoquetizaje (por fin, que yo tenía esa moqueta en el punto de mira desde hacía mucho tiempo) hemos procedido a aplicar el producto para que agarre mejor el autoadeshivo de las láminas. A ver qué tal queda el tema.
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