Aquí era el casting.
La cosa va de concursos. Pero no tiene que ver con el trabajo (sí que suena que va a haber concurso de traslados en un plazo más o menos corto, pero no tengo intención de participar) ni tiene que ver con el Bilbao Basket (del que generalmente solo suelo hablar cuando va bien). No, la cosa va de concursos televisivos.
Estaba yo en casa de mi padre, de sorbemesa, cuando llega un whatsapp grupal en el que un amigo pide, pues necesitan para ya, alguien para completar un grupo de 4 para participar en un casting, que se les ha caído una persona, y si son 3 no pueden participar.
Raudo y veloz, y aprovechando que tenía bastante tiempo libre y no me pillaba lejos, me acerqué al sitio, donde me presentaron al resto del equipo. A uno (Raúl, aka "Rubio") ya lo conocía, al otro (Asier), poco más que de vista y al otro (Rafa) me lo presentaron en ese momento. Éramos, pues, un equipo bien conjuntado. El nombre del equipo: "¿Podemos ser tres?", que era la pregunta que habían hecho antes de tener que llamar desesperadamente gente, pues tenían que ser impepinablemente de cuatro.
Llegamos allí, nos hacen rellenar las hojas con datos y nos dan uno minutos para que presentemos nuestro equipo. El casting en sí va de la siguiente manera; en un salón estamos 5 equipos y cada equipo se va presentando. Nos piden que seamos equipos frescos, dinámicos, naturales, y en los que participen todos. Somos el 5º equipo. En los anteriores, hay gente bastante graciosa, aunque en algunos equipos pecan mucho de tener un alfa y 3 sombras (concretamente en el primer equipo hay un terremoto humano, repleto de gracia y carisma pero que, queriendo o sin querer, eclipsa completamente a sus compañeras). Otro de los equipos es una familia con bastante gracejo (y una de sus componentes ya tenía experiencia el TV), para mi gusto los favoritos. También hay un grupo de arqueólogos, más o menos salaos, y el otro grupo, son los... raros. Se autodefinen como frikis del agility, una actividad de adiestrar perros, de la que nunca había oído hablar, y nos asombran con una inclasificable performance de adiestrarse entre ellos.
Por último vamos nosotros, y es difícil saber (es difícil para nosotros, claro) si lo hicimos mejor o peor, pero teníamos claro que íbamos ahí a divertirnos sin más pretensiones, y eso sí lo logramos. Y aunque no nos llamen, la experiencia estuvo simpática.
No hay comentarios:
Publicar un comentario