¿Dan miedo? Pues es peor subirlas.
Una de las consecuencias del cambio de casa es que ya no vivo en un 16ª (realmente un 17º) como en Chezgarcía, sino en un 5º, lo que significa que subir por las escaleras no es una gesta irrealizable, sino algo muy posible.
Al principio me costaba, pero cogí la costumbre de no esperar al ascensor. Si estaba lo cogía y si no, escalera arriba, llegando a casa con la lengua fuera. Pero poco a poco me he ido acostumbrando a pasar del ascensor y ya subo siempre a pie, que se supone que es sano. Y una vez acostumbrado, no supone ningún esfuerzo.
De aquí a tener el cuerpo de Brad Pitt supongo que solo va un pasito.
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