Así me sentía al acabar la clase.
Sorprende que esté escribiendo esta entrada con las manos y no con la barbilla, pues hoy he salido del gimnasio con muñones en lugar de extremidades, y todo por probar de nuevo suerte con el Body Combat.
Esto viene a raíz de la sugerencia de uno de los instructores de probar alguna de las clases y no estancarme en el máquina+bici que suelo hacer. Digo yo que en vez de eso, habría sido menos cruel que directamente me pegara una paliza, mi cuerpo se habría resentido menos.
La parte buena, que he sudado como una mona y quiero pensar que tanto puñetazo al aire servirá para trabajar un poco estos brazos de Mickey Mouse que tengo, aunque tras 50 minutos saltando y golpeando al hombre invisible, solo quería que me los extirparan. Y en el lado malo, cosa que no sorprende, que me encontraba completamente perdido hasta con las coreografías más sencillas (hago notar que para mí mover una mano y luego la otra ya supone una coreografía compleja).
Bueno, no es para hacer a diario, que además los horarios no me suelen cuadrar nada bien, pero supongo que sí pra de vez en cuando. Pero de normal me quedo con mis maquinitas de cardio y músculo, tranquilamente y a mi ritmo.
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