lunes, 29 de octubre de 2018

El fotógrafo de Mauthausen

En lugar de usar actores usaron a Mario Casas.

Francisco Boix y Antonio García (aunque en la película solo nos hablan del primero) fueron dos de los prisioneros españoles que estuvieron internados en el campo de concentración de Mauthausen-Gusen, donde tenían la labor de trabajar como fotógrafos, y que consiguieron salvar muchas de las fotos sacadas ahí, como prueba del horror del nazismo y que sirvieron para condenar a algunos de sus dirigentes. 

Y la película, a pesar de Mario Casas, es una maravilla. A ver, tampoco vaya nadie a pensarse que hace un trabajo especialmente malo, que está bastante correcto e incluso tiene sus momentos, pero sin ser un desastre sí que es verdad que en algunos momentos no da la talla y lastra un poco alguna escena. Algo mejor está otro al que tenía bastante miedo es Alain Hernández (un actor del que nunca sé qué esperar, pues lo mismo se sale en "El rey Tuerto" que me hace querer exigir la devolución del precio de la entrada en "Plan de Fuga"), que aquí construye un personaje extraño pero adecuadamente perturbador.

Quien sí brilla a un nivel estelar aquí es la directora Mar Targarona, que consigue hacer de la película un crescendo constante, que comienza con un tono ligero, a veces casi hasta amable, pero que se va metiendo en una espiral de horror y nos regala momentos verdaderamente escalofriantes, como esa escena en la que el aborrecible capo se va de paseo con uno de los prisioneros mientras hay una representación teatral y... prefiero no contar nada, pero no puedo no mencionar esa escena, que mantiene el culo del espectador casi literalmente clavado a la silla, y aunque casi telegrafía lo que va a suceder, fabrica una tensión que casi se puede masticar. Hay escenas que valen por sí solas el precio de la entrada, y esa desde luego es una. Pero no es la única.

Sí adolece de ser un tanto confusa con algunas subtramas y las hay que se quedan colganderas, como si la película se olvidara de ellas (el tema del Nacht und Nebel, queda un poco con pinzas), pero perdonable.

Donde también destaca, prometo que no estoy buscando el chiste fácil, es su fotografía, trasladando maravillosamente las fotos originales a pantalla y también generando muy bien esa atmósfera, así como en adornar la película con referencias, visuales o argumentales a películas de culto. A bote pronto me vienen a la cabeza Casablanca, La Vida es Bella o American History X. ¿Mucha coincidencia sería que fueran casualidad, no?

Una soberbia película, y todo lo que no sea cuando menos una nominación al Goya para Targarona me parecería sorprendente.

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