Lo más adecuado habría sido guardarlo ahí.
Tarde y mal. Así llega la exhumación del dictador Franco, ese individuo que tuvo un país secuestrado durante casi 40 años y cuyas facturas aún estamos pagando. Encima hay que aguantar que se le hagan honores y cucamonas, como si fuera una personalidad y no un vulgar delincuente. Porque, no se nos olvide, eso es lo que era.
Sacar a Franco del Valle me habría valido si hubiera ido acompañada de la retirada de todos sus títulos, la revocación retroactiva de sus rangos militares y una declaración institucional diciendo lo que fue: un terrorista. Esto es solo mover la mierda de una papelera a otra.
A ver, está bien por ver rabiar a los fascistas de turno, que ven cómo su amado líder tiene que mover su blanco culo de donde estaba, pero me temo que no es suficiente. Y ojo, que no es un tema de revanchismo, sino simplemente de llamar a las cosas por su nombre, y ya que el muy malnacido se salió con la suya en vida, al menos que no se lleve también el cómodo olvido.
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