No sale en Xataka, pero también escribo yo.
Hace poco salía en la web Xataka un artículo con el que tuve el honor de colaborar, en el que se hablaba de las campañas de rol más famosas de la historia. Y como por temas de espacio (y despistes míos) no están todas las que yo habría puesto, aquí hago una lista de las campañas roleras que por uno u otro motivo han significado algo para mí.
Las máscaras de Nyarlathotep (La llamada de Cthulhu)
Por varios factores podría decir que esta es para mí LA campaña. Recuerdo como si fuera ayer cuando con 14 años hojeaba fascinado el libro en la sección de librería de El Corte Inglés, con aquellos mapas y recortes de periódico, que me hacían ver que estaba ante algo grande. Me pude quitar una espina cuando por fin conseguí dirigir la campaña entera tras varios intentos, y algún día quiero volverla a dirigir.
Tuve la suerte de poder formar parte del testeo de esta campaña, obra del genial Ismael D. Sacaluga, que capta todo el sabor pulp de las películas de Indiana Jones y nos lleva por todo el mundo cazando tesoros y aporreando nazis. Disfruté muchísimo convirtiendo las partidas que dirigía en auténticas películas de aventuras. Aunque existe una versión para Hitos, cuando la dirigí yo el sistema no existía, por lo que tirábamos de d20, con mezcla de Mutants&Masterminds. Aunque a decir verdad, el sistema era lo de menos, fue todo siempre muy narrativo y dinámico. Esta campaña también tuvo su espacio en los comienzos de este blog.
Estrellas anónimas (Autojugable - sistema propio)
Cambiamos por completo de tercio para irnos a la que creo que es la campaña de más calidad de todas las que he jugado o dirigido. Una investigación policíaca en el mundo del cine snuff es el telón de fondo de esta genialidad de José Lomo y Jonathan Delgado ante la que me quito el sombrero, pues desde la primera vez que la leí, disfrutándola tanto como si estuviera ante una buena novela negra, supe que quería dirigirla.
Esta campaña, obra de Juan Sixto, no ha sido publicada, pero es una de las primeras campañas que se hicieron con el sistema Hitos, que se estaba creando (el honor de ser la primera corresponde a La mirada del Centinela, que nació como campaña, aunque ahí solo jugué un par de sesiones como invitado). Con una estructura muy de serie de televisión, los personajes eran gente normal en un mundo cercanamente distópico que se veían implicados en una trama que les venía demasiado grande, tan grande como la propia campaña, que a veces funcionaba tan bien por sí misma que podríamos haberla jugado aunque no hubiera venido el director de juego.
Magice rerum daemonii est (Aquelarre)
Publicada en el fabuloso suplemento de Aquelarre "Rerum demoni", tengo un muy buen grato recuerdo de esta campaña, que me transporta a aquellas noches de juventud en Santa Pola, cuando nos juntábamos a jugar a rol. Para el anecdotario queda la cara que se le quedó al señor que teníamos al lado en la playa al escuchar a unos quinceañeros berreando "¡Joder ayer en el Aquelarre, mira que regalarle el alma al diablo!".
Las crónicas de Transilvania (Vampiro: Edad oscura)
Esta bien podría estar aquí dos veces, pues dos fueron las veces que la jugué. Una en la extinta tienda de rol Bilbo Bolson, donde la jugué con el que durante mucho tiempo fue mi alter ego en las redes, Enrico Giovanni, príncipe de Alba Iulia, y otra años más tarde en el viejo club de rol, donde la jugué con el fanático religioso Mitru Vaclav, del clan Toreador. Aun con todos sus defectos (es excesivamente lineal, fuerza demasiado los eventos y se deja muchas épocas interesantes en el tintero), es una campaña muy disfrutable y explota con bastante acierto una de las mejores posibilidades que brinda el juego, que es empezar con un personaje en la Edad Media e irlo evolucionando hasta llegar al S. XXI. Dije, por cierto, que la jugué dos veces, pero técnicamente serían tres, si contamos el cameo que hice en la sesión rol en vivo que se jugó como parte de otra campaña. Un poco en esa línea, aunque no les dedicaría apartado propio, estarían las Crónicas Giovanni, que pese a un espectacular primer libro me parecen inferiores y tampoco llegué a terminar.
La alianza de Evergreenwood (Ars Magica)
Creada y dirigida por Diego Martínez. Realmente ni la campaña ni la alianza se llamaban así. La campaña no tenía nombre (nos referíamos a ella como Ars Magica Z, por el exagerado nivel de poder que alcanzaron los personajes) y nunca llegamos a consensuar un nombre para la alianza. Pero en honor a la insistencia de Nora por llamarla así, casi 20 años después tiro la toalla y acepto el nombre. Esta campaña abierta duró muchísimo tiempo, y jugamos un montón, pues era la típica de "no tenemos nada que hacer, seguimos con la campaña". Por esta alianza pasaron muchos jugadores y personajes distintos (si me pongo a contar igual llego a 10), pero los que más jugamos, y de facto el reparto principal fuimos Nora como Kyrylys de Merinita, Íñigo como Izrael de Tytalus y yo como Bernard Bjornaer. La verdad es que podría rellenar todo un blog solo con anécdotas de esta campaña, pero por no saturar me quedaré con una, y es que el apodo con el que mucha gente conoce a Diego, "Kulebril", viene precisamente de un lapsus que tuvo en esta campaña, cuando para referirse a una criatura con aspecto de serpiente dijo "en la cueva veis una gran criatura de aspecto culebril, que... "
Tengo una extraña relación con esta campaña. Por una parte, son tres (casi llegó a haber una cuarte) las veces que la he empezado (dos, casi tres, con Werner Murrman y la actual con el caballero Hansel "Cercenador" Töpfler) pero nunca las he terminado. La primera vez me dieron el personaje y jamás empezamos. La segunda, solo llegamos a jugar algunas sesiones. La tercera, que parecía la buena, jugamos hasta avanzado el segundo libro (de cinco) pero el director de juego se aburrió de dirigir, y cuando más interesante estaba, la canceló. Esta vez, que estamos ya en el quinto libro (llevamos desde 2016 con ella) parece que por fin será la buena. Y digo que tengo una extraña relación con ella porque a pesar de que le debo grandes momentos, creo que es una campaña que ha envejecido muy mal, y que no hace justicia a la fama que tiene. Pero como disfruto mucho de la compañía del resto de jugadores y del buen hacer del director, prefiero quedarme con lo positivo y por eso la pongo aquí. Además, no todos los días puede uno salvar el Viejo Mundo, ¿no?
Hankelarre (Aquelarre)
No podía tener otro nombre que el que usábamos en el grupo de Whatsapp para referirnos a esta campaña, cuyo nombre es un juego de palabras entre el título del juego y el apodo del DJ, el señor Hank Scorpio (dicen las malas lenguas que se llama David, pero eso no se lo cree nadie). De esa campaña, y de mi personaje, ya hablé en esta entrada, y además cabe decir que esa campaña fue más o menos llevada a rol en vivo, en colaboración con un tal Ricard Ibáñez, del que puede los fans del juego hayan oído hablar alguna vez.
Curiosamente hoy tengo otra sesión, y hace poco escribí sobre esta campaña, que estamos jugando actualmente. Poco puedo añadir, la verdad. Por resumir, y copiando lo que escribí, Kingmaker es una épica campaña para el juego de rol Pathfinder que tiene un importante componente de sandbox (ir explorando libremente el mapa, a ver qué te encuentras) y el aliciente de ir, literalmente, construyendo un reino desde cero. Cuenta con el honor de haberme reconciliado con el género del mazmorreo.
Bonus track: El maizal (Nosolod20)
Tengo un especial cariño a esta campaña corta de Frank Guerra y Manuel J. Sueiro, pues aparte de gustarme mucho y haberme divertido mucho dirigiéndola, me permitió aportar mi granito de arena al haber creado las fichas de los personajes que vienen en el libro, de modo que lo siento un poco como mío. Esta campaña, de la que también hablé en este blog, es una investigación, a lo Expediente X, de unos asesinatos en una comunidad rural de la California profunda, con un enigma que va absorbiendo a los jugadores, y que con un poco de maña por parte del director se puede convertir en una experiencia memorable.
Me sabe mal dejar fuera campañas como la de Vampiro: Edad Oscura sin nombre (que tuvo hasta dibujo propio) o la de Hombre-Lobo, ambas de la misma directora. También tengo buen recuerdo de Dreams Come True, una campaña de Cultos Innombrables que se quedó en el limbo, o de la campaña de DC Adventures que nos dirigió para Mutants&Masterminds Pablo Sixto (donde tuve primero al traficante de armas Ibn Rayiq y después a las dos versiones del Teniente Rainbow, dos enfoques muy diferentes del mismo personaje gracias a la genialidad de hacer el reinicio de la saga).
Siendo un juego que odio, también guardo un bonito recuerdo de la campaña de La leyenda de los cinco anillos que jugué en Pamplona (por la compañía, más que nada), pero si la cosa va de odiar, creo que debería mencionar la campaña que más odié dirigir, y que no eché de menos cuando se canceló, que era el Retorno al templo del mal elemental, culpable de que se me quitaran las ganas de volver a dirigir, y durante mucho tiempo a jugar, Dungeons&Dragons (aunque nos dio al gran Capitán Saleb™).
¿Y en el futuro? Pues quién sabe. Espero que haya campañas que vayan haciéndose con un hueco en el ranking, pues significará que me lo he pasado muy bien leyendo, jugando o dirigiendo. De momento, tengo grandes esperanzas puestas en la campaña de El rastro de Cthulhu Mentiras eternas.
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