No salen Carrero Blanco ni Amancio Ortega.
¿Un musical con las canciones de la Carrá? ¡Compro!Rafaella Carrá, sobre la que sobran presentaciones, es todo un icono de la música fiestera, y que levante la mano el que nunca se haya venido arriba con alguno de sus legendarios temazos. Pues aquí tienen la maravillosa idea de usar su discografía como excusa para hacer una comedia romántica musical que resulta todo lo buenrollista y divertida que cabe esperar.
Nos cuenta la historia de María, una chica que huye de su propia boda en Roma y aterriza en Madrid sin nada, pero allí conoce a gente y el azar le hace terminar trabajando como bailarina en el show de Rosa, el trasunto de la propia Rafaella al que da vida Natalia Millán. Y con esto ya tenemos la excusa para meter las canciones, muchas de las cuáles están muy bien tiradas y con alguna me encantó la forma en la que buscan la excusa para ir allanando el terreno y que encaje en la trama.
Además de ser muy divertida y reconfortante, está muy bien cuidada en cuestiones de vestuario y decoración, trasladándonos muy bien a los años 70, y aprovecha para criticar a la censura en televisión, tan propia de aquella época.
En cuanto a las actuaciones, pues bastante bien en general, pero cabe destacar a Pedro Casablanc, que en su papel de censor ultraconservador está excelso. Y bueno, algunos cameos que son maravillosos. Por supuesto, está EL cameo, claro.
Casi dos horas de diversión en las que no podía parar de mover el pie y canturrear mientras disfrutaba de una película que me dio lo que esperaba.
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