Buscando a Puppy.
Como cierran los bares hay que buscar antros de perdición alternativos, y dado que no se puede salir de Bilbao, la opción del turismo queda un tanto restringida, de modo que hoy hemos optado por un plan mucho más cultural, que era visitar el museo Guggenheim y su exposición de Vasily Kandinsky.
Se hacía raro ver el museo tan poco concurrido, hasta el punto en el que la exposición permanente con los laberintos metálicos de Serra estaba literalmente vacía y hemos podido estar sin agobios en la explanada, algo que de normal es misión imposible. También hemos tenido la suerte de que una amiga que trabaja en el museo andaba por ahí nos ha hecho la visita guiada a los cuadros del pintor ruso, con una perspectiva que desde ojos profanos no habríamos tenido (a veces cuesta ver en el arte moderno algo que no sean colores y formas al tuntún).
También hemos podido disfrutar de algunas composiciones muy curiosas de la primera planta, que jugaban con las luces y las sombras de forma espectacular, con un toque muy distinto al de "museo de ir a ver cuadros".
Luego, una de comida india en casa, juegos de mesa y finalmente retirada.
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