sábado, 2 de enero de 2021

Summertime


El cartel nos muestra un elemento esencial de la película.

A ver por dónde empiezo yo con esto, que no lo tengo nada claro... Hay películas tan terriblemente malas que cuando las ves te das cuenta de que han alcanzado lo sublime y en un ejercicio deliciosamente catártico estás disfrutando mientras gritas horrorizado a la pantalla, por el enorme pedazo de basura que te está haciendo padecer. Cuando la película es tan ridículamente mala que no puedes dejar de verla, y por eso la disfrutas. Ese era el caso de "El último fin de semana", del mismo director que esta. Pero con Summertime, Norberto Ramos del Val le echa un par de huevos (más bien huevazos), y más cara que espalda, para atreverse a dar un paso más allá y ofrecernos algo aún peor.

La sinopsis ya es toda una declaración de intenciones: dos parapsicólogas en bikini se van a una casa aparentemente embrujada, para ver si encuentran evidencias de presencias sobrenaturales. Ahí empiezan a pasar cosas raras, hasta que se dan cuenta de que hay cosas que no son lo que parecen.

La trama.

Tras una introducción que claramente homenajea a las películas de Elvira, o también a las introducciones de Hitchcock, pero diría que es claramente Elvira (bueno, una Elvira de Mercadona), se viene la película, que es un festival de malas actuaciones, encuadres mareantes, errores de raccord, cliché tras cliché y sexualización gratuita, pues las parapsicólogas solo lucen el bikini, salvo la "lista", que lleva unas gafas de azafata de 1, 2, 3. Todo es un poco como si cogiéramos una película porno y le quitáramos las partes del sexo.

No hay palabras para describir lo mala que es en serio. Es tan mala que hasta las propias protagonistas se dan cuenta de lo mala que es, y no me refiero a las actrices, sino a los propios personajes, que poco a poco van tomando consciencia de que es una película, rompiendo así la cuarta pared y convirtiendo el espectáculo en un divertido juego de metacine donde la película se ríe de sí misma, como ejercicio para reírse un poco con y de los clichés de la serie B, con verdaderos momentos de quedarse con los ojos cuadrados, sin dar crédito a lo que uno ve en pantalla, y sin tener claro si lo que tiene delante es una ponzoña infecta, sacada de un vertedero abandonado, una genialidad o las dos cosas a la vez.

Yo debo reconocer que en el fondo no he podido evitar divertirme. También es verdad que lo que buscaba era deliberadamente una película mala, de manera que haber cumplido mis expectativas no tengo muy claro si es bueno o es malo. Pero tomaré nota de la filmografía de Ramos (a quien, por cierto, vi hace unos cuántos años, dirigiendo la más que aceptable "Muertos Comunes", bastante más convencional que la marcianada que son "El último fin de semana" y "Summertime").

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