Si Urkullu no lo impide, terminamos la semana que viene.
Otro fin de semana que se pasa, parte del cual ya lo he ido contando.
El viernes un poco de vida social, comiendo con unos amigos del club del libro (éramos 4, que no es plan de montar un plan masivo) en El dinámico , donde comimos muy bien la verdad y tras la sobremesa, un paseo antes de la retirada, pues el sábado tocaba madrugar. Pero no sin antes verme los dos primeros capítulos de Wandavision y terminar Lupin.
Ayer, lo dicho, el examen, luego regreso a Bilbao, donde mi señora novia me recibía con un ramo de patatas fritas (¡eso es amor!). A mediodía una larga siesta, y luego un poco de terraceo con paseo antes de la retirada a casa. Intento ver Borgen, pero pese a la siesta tengo tanto sueño que me quedo dormido a mitad de capítulo.
Hoy domingo, termino de ver Borgen, un pintxo-pote bajo la lluvia y a preparar lo que da nombre a la entrada, la nueva sesión de Estrellas Anónimas, que llevaba paralizada desde el puente de octubre.
No hemos terminado muy tarde, pues se ha quedado en un punto perfecto para hacer la pausa, así que un poco de tertulia, paseo y retirada. Luego he visto el último de la gran 30 monedas, y eso es todo cuanto ha acontecido de relevancia este fin de semana.
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