Vespertino, pero (de momento) sin aullidos.
Ya es octubre (desde el viernes, para más señas), lo que significa que volvió el horario de verano y con él las tardes. Pero a diferencia de lo que fue el año pasado, que las hacía atendiendo llamadas telefónicas desde casa, estas ya vuelven a ser de atención presencial, y la verdad es que lo prefiero. Es cierto que el comer en casa y trabajar desde el sofá tiene su punto de comodidad, pero no me terminaba yo de hacer al tema del teletrabajo, y además de esta manera damos un mejor servicio público (que básicamente es para lo que me pagan) y me quedo moralmente más a gusto.
Pero se me hacen de largos los lunes hasta las 20:00...
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