Recién salidas del Prado.
Por la mañana vuelvo a dirigir, otra vez 7 años y un día. Hay un poco de caos porque esta era sin preinscripción y hay gente que se apunta sin querer y no se entera, por lo que aparece más tarde y el inicio de la partida se tiene que demorar algo. Aparte de eso, la cosa va sin incidentes. Mi cuerpo agradece que la partida estuviera programada para las 12, después del segundo desayuno, lo que me permite descansar algo.
Por la tarde rol en vivo, con The beautiful house at the lake, la típica reunión de amigos en la que pasan cosas y de la que me quedo con la frase "¿Tú te crees que el gato de Schrödinger es un personaje de dibujos animados?".
Esa noche no tengo partida de rol en vivo pero sí de mesa, concetamente una partida a Batman: Gotham City Chronicles, titulada Un rehén para un duelo. Allí soy el detective Harvey Bullock, repartiendo estopa contra el crimen organizado de la ciudad gótica.
También me dedico a estornudar. Mucho. El frío era terrible, pero eso no me impide ir al bar hasta la hora del cierre.
DOMINGO
Por la mañana no tengo ninguna partida, así que me dedico a dormir prácticamente hasta la hora de comer, alternando un paseo por el pueblo, para airearme un poco.
Por la tarde estaba bastante descojonado y además hacía un frío terrible, pero me tocaba dirigir Pínteme usted esas meninas, si bien prácticamente me limito a repartir los personajes y quedarme sentado en una silla, a lo vigilante del museo.
Llega la cena, donde disfruto de una maravillosa lasaña y toca la ceremonia de clausura. Yo estaba que necesitaba ya irme a la cama, pero no podía, dado que por la noche había que dirigir. Esta vez Bella ciao, la partida que hacía con Willy Etxebarria, basada en La casa de papel.
Todo parecía indicar que iba a ser un desastre. Tanto Willy como yo estábamos cansados, resfriados y con dolor de cabeza. Cosas que queríamos haber planificado el mismo domingo no pudimos planificarlas y una colaboradora esencial se nos cae por ponerse mala. Honestamente en ese momento deseo que no aparezcan los jugadores y se cancele la actividad.
Pero están, así que no hay excusa. Encontramos, de rebote a una ayudante y decidimos optar por la vía del patapum palante y que sea lo que tenga que ser. Sorprendentemente la partida funciona, mucho mejor de lo esperado y salimos de ahí muy contentos. Tanto que el chute de adrenalina nos lleva a salir de fiesta, si bien ese día ya no nos quedamos hasta el cierre sino que a eso de las 4 de la mañana mi cuerpo dice que ya está bien, que las Rolea 2024 se han acabado.
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