Tablero y algunos componentes.
La alquimia parece divertida pero mezclar ingredientes a lo loco puede hacer que nos explote el experimento en los morros y nuestro laboratorio vuele por los aires. Pero como salga bien, ay como salga bien...
De esto va este Pócimas y Brebajes, un bag building con mecánica de push your luck, que en cristiano quiere decir que el juego consiste en ir sacando fichas de una bolsa, con la esperanza de sacar las buenas, y que a medida que avanza la partida vamos a ir mejorando el contenido de la misma.
A lo largo de nueve rondas, y de manera más o menos simultánea, iremos robando fichas de la bolsa y avanzando en nuestro contador personal tantas casillas como indique. Además, si alguna de las fichas es especial y se dan las condiciones, activaremos su poder especial. Robaremos hasta que pase una de estas dos cosas:
-Nos plantamos voluntariamente.
-El valor de las fichas blancas supera 7, por lo que nuestra olla explota.
Para minimizar el riesgo, contamos con una redoma que nos permite devolver a la bolsa una ficha blanca que acabamos de robar (siempre y cuando no sea la que nos hizo explotar), pero la redoma se gasta y se le da la vuelta.
Tablero personal, donde van poniéndose las fichas.
Que explote no es del todo catastrófico pero sí molesto, dado que entre los jugadores cuya olla no ha explotado, el que ha obtenido el valor más alto tira el dado con la bonificación, lo que puede darle puntos de victoria, gemas (que luego explico lo que son) o un avance de gota (luego lo explico también).
Después del dado se aplican los efectos de algunas fichas especiales (no me voy a poner a explicarlos todos), los jugadores que hayan puesto su última ficha delante de una casilla con icono de gema robarán una y entonces se pasa a la fase de puntuar y comprar. Si nuestra olla no explotó haremos ambas cosas y si exploto elegiremos una de las dos.
Tanto la puntuación como la compra depende de hasta dónde hallamos llegado (por eso es bueno arriesgar) y lo que compraremos serán fichas con las que ir mejorando nuestra olla, que serán de valores 1, 2 o 4. Las hay de vatios colores y cada color tiene efectos distintos. Además, hay variantes, por lo que las rojas, por ejemplo, pueden hacer una cosa en una partida y tener efectos diferentes en otra.
Hecho eso, podemos gastar las gemas. Por el coste de dos podemos avanzar la gota (ahora va) o recuperar la redoma, dándole la vuelta.
Gotas y ratas
Por defecto empezamos a colocar las piezas en la casilla inicial, la del 0, pero hay dos cosas que alteran esto. Una es la gota, que a medida que va avanzando hará que empecemos más adelantados (y es permanente, por lo que es algo muy bueno) y la otra son las colas de rata. Sin entrar en detalles, es una medida para compensar a los que van perdiendo: en el marcador de puntos del tablero común hay dibujadas unas colas de rata, y al principio de cada ronda, los jugadores ponen un contador de rata delante de su gota, tantos pasos como colas haya. Eso hace que al principio merezca la pena empezar perdiendo.
Así se irán jugando las rondas, hasta la última que es especial por dos cosas. Una es que aquí las fichas sí hay que robarlas simultáneamente y de una en una (aquí ya no cuela como en las otras lo de ver lo que hacen los demás para decidir) y otra que en la fase de compras, lo que compraremos serán directamente puntos de victoria. Y el que tenga más ha ganado.
De 2 a 4 jugadores, Pócimas y Brebajes es un juego realmente sencillo que si se sabe jugar se solventa perfectamente en una hora o menos y basa su gracia en la emoción de ir robando fichas de la bolsa, sabiendo que si coges la que no es la puedes liar. Pero si pecas de conservador verás que sin riesgo no hay gloria.
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