Un año después, nos llega el cierre de Wicked, sobre la que en su día escribí esto.
Resulta paradójico que en una película musical sean las canciones. Y mira que me gustan los musicales, pero en esta película, donde prácticamentetodo lo demás sí me ha gustado, la mayoría de las canciones me sobraban, pues me daban la sensación casi todas de estar de pegote y sin gracia, sin aportar nada especialmente interesante a la historia.
Y es que por lo demás, la película está bien. Sigue siendo el maravilloso despliegue de colorines que era la primera (salvo en las escenas nocturnas) y la historia, cuando no la lastran los trompicones, está bien. Es cierto que algunas cosas son demasiado abruptas, para mi gusto culpa de que los momentos musicales se comían demasiado metraje y quitaban espacio a lo interesante, y otras se hacen muy previsibles (vaya usted a saber, a lo mejor era la idea). Pero esta secuela resuelve bien la historia y todo lo concerniente a la amistad entre Elphaba y Glinda me parece que queda muy bien y se molestan en dotar de una cierta complejidad a ambos personajes, pues teniendo en cuenta que literalmente va de eso, habría tenido delito lo contrario.
Me hizo gracia también la forma que tiene la película de sacar a Dorothy, que evidentemente no podía no salir, si tenemos en cuenta cómo acaba Elphaba en el cuento original, ¿verdad?
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