Fin de semana rural en Valladolid, donde nos juntamos un variopinto grupo de gente, de diferentes localidades (Madrid, Guadalajara, Galicia, Zaragoza...) con un objetivo común: pasarlo bien.
Como suele ser normal en estos casos, el casus belli de la kedada, el rol, pasó a un plano algo más testimonial. Jugamos, sí, pero menos de lo previsto, aunque la verdad es que no hubo un solo momento en el que no lo pasáramos bien, pues unos juegos de mesa, una buena charla, una sabrosa barbacoa, o unos litros de alcohol no son en absouluto incompatibles con la afición, así que hubo tiempo para todo.
El viernes Diego y yo nos embarcamos en el expreso de Valladolid, siendo recogidos en la estación por el anfitrión, Loki, que nos condujo a su megachoza (Mother of Christ!) y nos presentó a la gente que no conocíamos. Cenita con risas (ZIP, nunca una sílaba dio tanto juego) y Hombres Lobo de Castronegro, acompañados por algo de alcohol, aunque mi prematura narcolepsia, empeñada en dormirme en el sofá, cerró para mí el viernes antes de lo previsto.
El sábado tranquilidad por la mañana, tomando el sol en la piscina, tiroteo con las armas Nerf (réplicas de juguete que disparan munición de gomaespuma, pero muy curradas) y una partida de un juego de cartas donde el humor inteligente predominaba.
A la tarde, tras la barbacoa, algo de rol, un par de microminivivos, y luego Misión Icarus, de gran éxito y que volvió a cumplir sobradamente las expectativas. Por la noche había idea de rol, pero entre la cena y las botellas, el plan fue desestimado, y nos quedamos de tertulia friki, mientras veíamos con horror que dos de los asistentes, cuyo nombre no diré, y que no eran yo, se perseguían con armas de airsoft. Uno con un bikini y el otro no iba desnudo. Llevaba gorra. Lo de decir que iban como cubas creo que seía aquí redundante.
Y hoy, pues resaca´s day, comida, despedidas, tren y para casa. Balance: positivo.
Como suele ser normal en estos casos, el casus belli de la kedada, el rol, pasó a un plano algo más testimonial. Jugamos, sí, pero menos de lo previsto, aunque la verdad es que no hubo un solo momento en el que no lo pasáramos bien, pues unos juegos de mesa, una buena charla, una sabrosa barbacoa, o unos litros de alcohol no son en absouluto incompatibles con la afición, así que hubo tiempo para todo.
El viernes Diego y yo nos embarcamos en el expreso de Valladolid, siendo recogidos en la estación por el anfitrión, Loki, que nos condujo a su megachoza (Mother of Christ!) y nos presentó a la gente que no conocíamos. Cenita con risas (ZIP, nunca una sílaba dio tanto juego) y Hombres Lobo de Castronegro, acompañados por algo de alcohol, aunque mi prematura narcolepsia, empeñada en dormirme en el sofá, cerró para mí el viernes antes de lo previsto.
El sábado tranquilidad por la mañana, tomando el sol en la piscina, tiroteo con las armas Nerf (réplicas de juguete que disparan munición de gomaespuma, pero muy curradas) y una partida de un juego de cartas donde el humor inteligente predominaba.
A la tarde, tras la barbacoa, algo de rol, un par de microminivivos, y luego Misión Icarus, de gran éxito y que volvió a cumplir sobradamente las expectativas. Por la noche había idea de rol, pero entre la cena y las botellas, el plan fue desestimado, y nos quedamos de tertulia friki, mientras veíamos con horror que dos de los asistentes, cuyo nombre no diré, y que no eran yo, se perseguían con armas de airsoft. Uno con un bikini y el otro no iba desnudo. Llevaba gorra. Lo de decir que iban como cubas creo que seía aquí redundante.
Y hoy, pues resaca´s day, comida, despedidas, tren y para casa. Balance: positivo.
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