Hoy se ha convocado el concurso de traslados de la Dipu. Lo que significa que tengo oportunidad de cambiar de puesto de trabajo, dado que tengo cumplido el requisito de llevar dos años en el sitio actual (y parece que fue ayer). Grosso modo, nos ofrecen el listado de plazas disponibles (igual que al sacar la oposición) y cada plaza se la queda el que tenga más puntos. Dejando la suya disponible.
Aquí es donde entra en juego el dilema. Por una parte, yo estoy encantado donde estoy, y no tengo mayor interés en cambiar. Pero sucede que hay factores que propician el cambio, y que no dependen de mí en absoluto. ¿Por qué? Bueno. La ayuda que tramitamos aquí, la Renta de Garantía de Ingresos, se la llevará Lanbide el 1 de enero, con lo que aunque aquí tenemos todavía para rato cerrando las cosas (nos dicen que hay trabajo para un año), llegará el momento en que eso se acabe y nos terminen por recolocar.
Claro, esa recolocación puede ser que nos asignen nuevas tareas pero sigamos en la misma oficina y la misma gente (opción deseable) o que nos recoloquen y nos manden a otro sitio (opción menos deseable).
Así, la decisión a tomar implica riesgo. Riesgo en el sentido de que si me quedo me arriesgo a que el día de mañana me pese la decisión (porque me manden a un sitio que no quiera, o porque nos asignen un trabajo que me guste menos que otros que pudiera haber elegido) y si me voy también me arriesgo a ir a un sitio que me guste menos, y ver que de quedarme estaría más a gusto. En todo caso, la verdad es que la opción de quedarme y que sea lo que tenga que ser lleva la delantera. Prefiero equivocarme quedándome que yéndome, pues irme siempre sería más fácil que volver (y vaya, esto me recuerda tremendamente a mis disyuntivas de hace dos años).
De todas formas, siempre conviene tener un plan B, y dado que existe la oportunidad de presentarse a concurso, y si te asignan la plaza entonces elegir coger la que te hayan asignado o quedarte con la que tienes (oportunidad que no tenía hace dos años), nunca estará de más documentarme, ver qué hay, y elegir algunas por si acaso. Al fin y al cabo, siempre podría pasar que antes de resolverse el concurso nos aclaren qué pasará con nuestra situación. Y todo lo que sea reservarse la opción de tomar decisiones, bueno será.
Aquí es donde entra en juego el dilema. Por una parte, yo estoy encantado donde estoy, y no tengo mayor interés en cambiar. Pero sucede que hay factores que propician el cambio, y que no dependen de mí en absoluto. ¿Por qué? Bueno. La ayuda que tramitamos aquí, la Renta de Garantía de Ingresos, se la llevará Lanbide el 1 de enero, con lo que aunque aquí tenemos todavía para rato cerrando las cosas (nos dicen que hay trabajo para un año), llegará el momento en que eso se acabe y nos terminen por recolocar.
Claro, esa recolocación puede ser que nos asignen nuevas tareas pero sigamos en la misma oficina y la misma gente (opción deseable) o que nos recoloquen y nos manden a otro sitio (opción menos deseable).
Así, la decisión a tomar implica riesgo. Riesgo en el sentido de que si me quedo me arriesgo a que el día de mañana me pese la decisión (porque me manden a un sitio que no quiera, o porque nos asignen un trabajo que me guste menos que otros que pudiera haber elegido) y si me voy también me arriesgo a ir a un sitio que me guste menos, y ver que de quedarme estaría más a gusto. En todo caso, la verdad es que la opción de quedarme y que sea lo que tenga que ser lleva la delantera. Prefiero equivocarme quedándome que yéndome, pues irme siempre sería más fácil que volver (y vaya, esto me recuerda tremendamente a mis disyuntivas de hace dos años).
De todas formas, siempre conviene tener un plan B, y dado que existe la oportunidad de presentarse a concurso, y si te asignan la plaza entonces elegir coger la que te hayan asignado o quedarte con la que tienes (oportunidad que no tenía hace dos años), nunca estará de más documentarme, ver qué hay, y elegir algunas por si acaso. Al fin y al cabo, siempre podría pasar que antes de resolverse el concurso nos aclaren qué pasará con nuestra situación. Y todo lo que sea reservarse la opción de tomar decisiones, bueno será.
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