lunes, 28 de septiembre de 2020

Far Cry 3: Blood Dragon

Recién escapada del videoclub.

Jugado el Farcry 3, el siguiente paso lógico en el camino era probar su DLC, Blood Dragon, una historia completamente independiente del juego principal, que nos transporta a un "futuro" cyberpunk (entrecomillo la palabra porque se ambienta en 2007, fecha que ya se había pasado hasta cuando salió el juego) con un humor bastante gamberro y una estética completamente ochentera, muy en la línea de la divertidísima Kung Fury. Música de sintetizador, luces de neón... todas esas mierdas. Y guiños bastante obvios a iconos como Terminator, Robocop o He-man. Y Soldado Universal, por supuesto.

El argumento no es ningún alarde de originalidad, y tampoco lo necesita, pues esto va de ser el cibersoldado más duro de todos, que mata a los malos y se lleva a la chica, en una isla repleta de crueles mercenarios, animales mutantes y dragones (de los que escupen fuego y eso). La historia principal es muy cortita, apenas 7 misiones, y no es demasiado exigente llevar a cabo todas las misiones secundarias (en las que el protagonista del juego rompe la cuarta pared cada vez que se queja de lo absurdo de tener que ir por la isla recuperando teles viejas y demás mierdas). Pero si ya en el Farcry 3 teníamos el aliciente de poder tomar una base soltando un tigre dentro, aquí podemos hacer lo propio, pero con un dragón.

No deja de ser un pasarratos (el 100% lo saqué en unas 8 horas), y la estética es a veces un poco mareante, con tanta oscuridad. Pero como entretenimiento cumple.

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