sábado, 12 de septiembre de 2020

La llave del silencio

Su aspecto anodino esconde un artefacto de gran poder.

Como si de un relato de H.P. Lovecraft se tratara, hoy tengo que hablar de una llave con propiedades místicas, para lo cual he de remontarme a la fiesta que se montó hace un par de semanas en el patio de mi casa, a altas horas de la madrugada, impidiendo dormir.

Pues hace poco más de una semana, el jueves, se volvió a repetir, de forma si cabe más ruidosa y también hasta las tantas. El problema es que no podía localizar bien el origen y tampoco servía llamar a la policía, pues sin acceder al sitio poco iban a hacer.

Un poco de investigación por mi parte llevó a localizar el foco del ruido, y en la foto se puede ver más o menos arriba hacia la mitad, que hay unos toldos. Pertenecen a unos apartamentos turísticos que se alquilan por noches y, aunque en teoría sus normas lo prohíben, los inquilinos aprovechan para montar fiestas ruidosas y multitudinarias, perturbando a todo el vecindario.

Además de esas pesquisas, lo hablé con el portero, que quedó en dejarme una copia de la llave del patio en el buzón. Así, si se repetía el asunto, podría llamar a la policía municipal y vía patio permitirles el acceso a una distancia a la que al menos pueden mandar callar a los ruidosos. Pero el portero se olvidó, y la noche del viernes se repitió la jarana, con más ruido si cabe. El sábado algo de tregua pero el domingo vuelta al barullo. Al menos diré que el domingo solo eran gritos y jolgorio, no música.

El lunes por la mañana hablé con el portero, que esta vez sí me facilitó la copia de la llave del patio. Entonces se hizo la magia, y de la misma manera que sacar el paraguas a la calle forma parte de un ritual que hace que no llueva, desde que la llave está en mi poder no he vuelto a escuchar el más mínimo ruido proveniente de esos apartamentos.

Podría pensarse que ha sido mera coincidencia y que relación no implica causalidad. ¿Pero seguro que es así?

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